Quién tuviera la cocina de Gloria Pritchett, con su isla, su península, su buffet, su frigorífico de dos puertas y su congelador interminable. Pero no, tenemos lo que tenemos y hay que dar gracias y aprender a aprovechar el espacio en la cocina. Tanto si cocinamos a diario como si lo hacemos el fin de semana para ordenar el menú semanal, son muchas las raciones que vamos acumulando en el congelador, corriendo el peligro de convertirlo en un Tetris polar en el que desaprovechamos un sitio precioso.
La manera tradicional de guardar la comida cocinada en raciones es el táper. Ese artefacto tan útil como diabólico diseñado por fans de la cosa curva. ¿Sabes el espacio que se desperdicia si apilas envases circulares? Es cierto que también los hay cuadrados, pero se siguen perdiendo valiosos centímetros cúbicos si las raciones no se ajustan a su capacidad. ¿Cómo puedes solucionar el tema del orden en el frigorífico? Te voy a contar cómo manejo el tema de la congelación y almacenamiento de los alimentos con base líquida: caldos, cremas, salsas, raciones de verduras, legumbres, guisos y carnes, en la cocina de Crockpotting.
Las bolsas con cierre de zip son tus amigas
La clave está en las bolsas de plástico alimentario, pero no valen unas bolsas cualquiera: deben tener autocierre o cierre de zip, ya sabes, esa cremallera deslizante que cierra la bolsa por completo. Se trata de concebir uno de los cajones del congelador como si fuera un archivador. Sí, ese tan práctico que hay en las oficinas en el que todo está ordenado en carpetas que están a mano y a la vista. Pues bien, cada vez que tengas que congelar una comida que tenga líquido (sopas, caldos, legumbres, estofados, guisos, salsas, etc.) coge una bolsa de 1l (son las más manejables), marca con un rotulador permanente el nombre del plato y la cantidad o raciones, y llénalo.
Convierte tu bolsa en una carpeta
Ahora no vale con meter la bolsa de cualquier manera en el congelador, si lo hicieras así, pasadas unas horas tendrías una bolsa con forma de finstro diodenal imposible de almacenar con sentido. Hay que eliminar todo el aire que tenga dentro. Aunque te parezca imposible hacerlo sin tener una máquina de vacío, es bien sencillo. Solo tienes que coger la bolsa por arriba, colocarla sobre el borde de la encimera e ir deslizándola hacia abajo; el aire irá saliendo. Cuando la abertura llegue hasta el borde de la encimera, cierra la bolsa con cuidado de que no queden fisuras.
Aún no has terminado, queda congelar la bolsa para que quede plana como una carpeta (recuerda el archivador, no lo dejes escapar de tu mente). Necesitas tener libre un pequeño espacio donde pondrás la bolsa completamente cerrada y bien apañada para que, una vez congelada, quede uniforme. Pasadas varias horas puedes sacar la bolsa y archivarla en el cajón. Poco a poco, a medida que vayas haciendo esto con todo lo guardes, verás cómo tu congelador queda bien organizado y te resulta más fácil encontrar la crema de calabaza o el caldo de huesos.
Por supuesto, esto no vale para las piezas enteras, si tienes un taco de salmón o media gallina, tendrás que guardarlos en otro cajón reservado a piezas grandes o destinar medio cajón a bolsas y el otro medio a piezas. Si echas un vistazo a la foto que abre este artículo verás la diferencia de volumen que hay al guardar litro y medio de caldo en bolsas y en envases de plástico. ¿Te convence?
Descongelarlo no tiene mucho misterio, se saca de víspera la bolsa que se vaya a utilizar y se deja descongelar sobre un envase dentro del frigorífico. Si vas a llevar la comida al trabajo, basta con que una vez descongelado lo metas en un táper y ya puedes salir corriendo.
Claves para convertir tu congelador en un archivador
- Utiliza bolsas con cierre de zip de un litro de capacidad.
- No llenes las bolsas al máximo, si las llenas por completo será más complicado darles forma de carpeta.
- Elimina el aire de la bolsa tomándola por arriba y deslizándola hacia abajo sobre el borde de la encimera. Cuando no quede aire, ciérrala por completo.
- Prueba la estanqueidad de la bolsa ya cerrada dejándola durante unos minutos sobre la encimera.
- Utiliza un rotulador permanente para marcar el contenido y la cantidad, una bolsa sin identificar puede echarse a perder.
- Coloca la bolsa tumbada sobre el suelo de uno de los cajones para que quede completamente plana mientras se congela.
- Destina una zona de tu congelador para guardar las bolsas "carpeta"; el último cajón, que suele ser más estrecho, es un buen lugar para almacenarlas.
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