Para las personas que comen de táper en el trabajo, la Crock Pot es un auxiliar de cocina muy útil. Digo auxiliar porque te presta el auxilio necesario para no agobiarte con la cocina, poder descansar en el escaso tiempo de ocio que te dejan los días laborables y te permite alimentarte con comida casera recién hecha.
Imagina trajinar un rato en la cocina antes de la cena, dejar el slow cooker cocinando durante la noche y, por la mañana, llenar la fiambrera o el táper (depende de lo E.G.B que seas) y salir de casa rumbo al tajo.
También se puede hacer comida más o menos en masa y congelar en raciones para tenerlas listas para tener un menú para todos los días de la semana. Comer bien en el trabajo no cuesta tanto teniendo la ayuda de una Crock Pot, vamos a repasar algunas recetas que puedes preparar para llevar al trabajo, pensadas como primero, segundo y plato único.
Primeros platos para llevar al trabajo
Si te gusta comer "como toda la vida", con su primero, su segundo y un postre, aunque lo hagas en el comedor del trabajo, estos primeros te alimentarán como un conde si los combinas con uno de los segundos que aparecen más abajo o con una carne o pescado a la plancha, para un menú más ligero. Prepara el tenedor y la cuchara, que aquí hay para menear las muelas.
Porrusalda. Para verduleros trabajadores, amantes de las sopas y yonkis de las dietas ligeras. Al tener patata no es apta para congelar, pero se hace sola mientras te estás quitando los zapatos, viendo documentales de La 2 o pegando la oreja en la almohada.
Sopa de kimchi. Serás ese ser exótico que suscita todas las envidias en la oficina, el friki que come kimchi. Pero lo mejor de todo es que te meterás entre pecho y espalda una sopa picante y probiótica mientras tus compañeros liban de un triste Actimel.
Dahl de lentejas rojas. Un puré que se hace solo. Las lentejas rojas son tan pequeñas y tan delicadas (no tienen piel), que la cocción las convierte en un puré que solo necesita un golpe de batidora para afinarlo. Este dahl se puede comer frío o caliente, y agradece un buen queso fresco o yogur griego como acompañante.
Vichyssoise. Puedes hacerla mientras te peleas con los papeles en la oficina, encontrar el asunto ya frío al llegar a casa, darle una pasada por la turmix y dejarlo enfriar en la nevera toda la noche. Al día siguente habrá quien te pregunte qué estás comiendo mientras tú piensas en el ratio esfuerzo/satisfacción. Para los que no tienen jornada de verano.
Ensalada de pimientos rojos y ventresca. Un entrante ligero y sabroso que te hará olvidar los pimentos asados de bote y que, si pasas de ventresca, podrás combinar con sardinas, bonito, caballa o anchoas. Y sin repetirte con la lechuga, oye.
Alcachofas confitadas. Para esos días en los que quieres sentirte comiendo como el Maharajá de Kapurthala. Bueno, no sé si este hombre le daba mucho a la alcachofa confitada, pero sí tengo claro que estas alcachofas son un lujo para el paladar. Solo en temporada.
Escalivada. Otra ensalada socorrida que bien aliñada y acompañada te encantará. Al igual que la ensalada de pimientos, puedes enriquecerla con conservas de pescado y prácticamente tendrás un plato completo.
Pastel de pescado. Se come frío, así que es perfecto para eludir las colas del microondas. Acompáñalo de una ensalada de lechuga o patata y sé el primero en sentarte a la mesa.
Segundos platos para llevar al trabajo
Los segundos platos se convierten en platos únicos con una guarnición que los acompañe. Un poco de arroz blanco, de pasta, cus cus, verduras, ensalada, etc. y esa carne o pescado tienen otra lectura que te asegura llegar sin hambre a la hora de la merienda. Desde una butifarra hasta una tortilla de patata, tú eliges qué vas a comer mañana.
Albóndigas con tomate. Cocina de madre para comer en el trabajo. Unas pelotas con tomate y un buen chusco de pan harán que olvides las penurias de ese informe durante media hora. Para albondigueros recalcitrantes.
Costillas de cerdo asadas. Se hacen en cuatro horas y no hay que apañar mucho una vez listas. Al táper de cabeza con un poco de arroz y a disfrutar a medio día.
Costillas de cerdo barbacoa. Si haces estas costillas a la barbacoa no te olvides de llevar pan o estarás tentado de chuparte el dedo delante del jefe de departamento. Aunque, bien mirado, a lo mejor es un buen plan.
Pollo al ajillo. Un planazo, algo tiene el ajo que incita a comer con gusto. La salsilla que saca esta receta también merece un unte, eso sí, con moderación.
Tortilla de patatas. Confitas durante la noche, cocinas la tortilla en un momento mientras se hace el café, y a la saca para darle fuerte al diente a mediodía.
Butifarra al vino blanco. La butifarra también tiene sitio en el comedor de empleados. Con el tiempo, puede que hasta le pongáis una placa en la puerta.
Lomo de orza. Lo haces un día cualquiera, lo dejas macerar durante días en frío y ¡zas! te saca de cualquier apuro si esa tarde no has preparado nada para el día siguiente. Es un valor seguro.
Alitas de pollo barbacoa. Sin pudor, con las manos, como los valientes. Te pedirán una alita, querrán probar. Y tú disfrutarás de una carne tierna como hecha en Carolina del Norte.
Platos únicos para llevar al trabajo
La vida de oficina a veces nos hace olvidar los potajes por el camino. Los platos únicos también se pueden llevar al trabajo en un táper: a la hora de comer bendeciremos la hora en que se nos ocurrió traer fabada, cocido o lentejas. Aquí tienes seis propuestas para una comida de táper completa.
Fabada asturiana. ¿Por qué no una fabada para comer en el trabajo? En un solo táper puedes llevar un platazo de escándalo con el que la recomendación de comer legumbres estará más que cubierta.
Patatas a la riojana. Las patatas a la riojana no admiten congelación, ya sabes que se quedan zapateras si las metes en el congelador, así que toca hacerlas por la noche durante el sueño y disfrutarlas al mediodía siguiente. Pueden aguantar un día de reposo, así que no hay excusa.
Cazuela de salchichas y patatas. No dejarás ni una miga en el plato. Un flash en el microondas, un meneo y caen en tu plato dispuestas a darte placer salchichero. Te pedirán la receta.
Cocido madrileño. Completo y para llevar. Puedes hacerlo para dos raciones o reservar las sobras del domingo para comerlo el lunes entre pantalla y pantalla. Tres vuelcos y tres envases: sopa, carnaca y garbanzos. Caballo ganador para trabajadores con hambre.
Alubias de Tolosa. No apto para meses de calor, sin embargo, te dará mucho placer los meses fríos de otoño e invierno. Incluso en primavera. Si te llevas un poco de arroz blanco tendrás un menú equilibrado.
Lentejas estofadas. Si te gustan las lentejas no tienes que renunciar a ellas aunque andes corto de tiempo. Con una preparación tan mínima como juntar ingredientes, añadir agua y darle mecha, la noche es la mejor amiga de esta receta si la haces en Crock Pot.
Además de estas recetas, puedes encontrar más platos para llevar al trabajo en esta lista de recetas de táper para Crock Pot.
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