A diario buscamos recetas en libros y en internet que nos ayuden con nuestros menús diarios o de fiesta. El material con el que nos encontramos es innumerable, pero no siempre sabemos si hemos dado con una receta solvente, probada y que sale sí o sí. Y otras veces, no sabemos leer o interpretar una receta, inventamos pasos que no existen porque pensamos que deberían estar ahí, o nos saltamos algunos que no consideramos importantes.
Ser creadora de recetas y a la vez administrar una comunidad en la que se comparten y discuten muchas elaboraciones, da una visión muy amplia de lo que los lectores piden a una receta, pero también de los errores que muchas veces se cometen al interpretarlas y que llevan al fracaso. ¿Cómo leer e interpretar una receta para que sea un éxito? A través de los siguientes puntos te doy algunas pistas.
Lee la receta completa antes de empezar
Parece una perogrullada, pero no es extraño que se empiecen a cocinar las recetas sobre la marcha, sin haberlas leído hasta el final. En ocasiones te puede acompañar la fuerza, la suerte o el ángel de la guarda, pero si hay un paso que requiera un reposo y no has previsto ese tiempo, tendrás que cambiar de menú, salir a comprarte una pizza o comerte los dedos uno a uno.
Y no vale leer en vertical –vamos, leer de arriba a abajo sin leer en profundidad–, porque lo más seguro es que te pierdas detalles que pueden ser esenciales. Dedica un tiempo a leer la receta con atención –incluyendo las recomendaciones o textos complementarios– entendiendo cada paso antes de pasar al siguiente. Esta lectura y la comprensión de cada paso, ayudan a que la elaboración sea más fluida, porque ya llevas un proceso aprendido en la cabeza que quedará grabado para siempre en tu bagaje de cocinillas.
No inventes pasos o ingredientes imaginarios
Ya has leído la receta, pero te parece que debería llevar medio litro de agua, reposar 15 minutos o sacar al pollo en procesión antes de meterlo al horno. Es normal que dudes –todos los creadores de recetas tenemos nuestras horas bajas– pero si confías en la fuente de la receta, debes evitar inventar pasos y procedimientos que no figuran.
Esto sucede porque llegamos a las recetas con métodos aprendidos o costumbres arraigadas. Si has visto que de toda la vida en tu casa se le ha echado agua al pollo al ajillo, seguramente te quedarás paralizado en ese paso, pensando que a la receta le falta algo, que es imposible que salga sin añadir un cubo de agua fresca. Es aquí donde puede que estés llevando tu comida del día al fracaso, porque lo más probable es que ese agua –o cualquier otro paso, ingrediente o maña que añadas– arruine el resultado, porque nunca debió aplicarse.
Este es el tipo de consulta que más recibo en redes sociales o en mi correo. Es increíble la cantidad de pasos imaginarios que los lectores de recetas echan en falta. Mi consejo es: si no está, no inventes, hay más probabilidades de que ese paso, ingrediente o procedimiento no exista, a que haya sido un error de la persona que ha redactado la receta.
Marca hitos o pasos importantes
No temas hacer pequeñas anotaciones o señales en tus libros de cocina. Son libros prácticos que agradecen que tu experiencia quede apuntada en sus páginas. Señalar los pasos importantes o aquellos en los que hay un cambio sustancial –pasar de un amasado a un pochado, por ejemplo– te ayudara a crear un esquema de los procedimientos que facilitará el trabajo en la cocina.
Cuando hacemos recetas especiales, con elaboraciones largas y complejas, es conveniente imprimirlas –si las tomamos de alguna página de Internet o las tenemos guardadas en nuestro ordenador– para poder garabatearlas a nuestro antojo. Tras leer la receta y comprender los pasos, desglosarla en bloques marcando con un bolígrafo en un color que destaque, ayudará a cumplir cada proceso sin errores.
A mí me ayuda mucho tachar los bloques que ya están hechos: la vista ya no vuelve sobre lo anterior y el final del trabajo se ve cada vez más cerca. Cuando las elaboraciones son largas, contar con una hoja de trabajo es jugar con ventaja. Aunque seamos amateurs; o precisamente por eso.
Prepara todos los ingredientes antes de empezar
Comenzar a cocinar sin preparar los ingredientes es un mal presagio. La fluidez de los procesos mejora si todo está sobre la mesa, cortado y pesado antes de encender el fuego. Si tras pochar ajo picado –que lleva un tiempo muy corto– tenemos que añadir cebolla cortada y no la tenemos lista, terminaremos ahogando las penas en una sartén llena de aceite y ajos quemados. Repasa la receta para ver qué hay que pesar, lavar y cortar antes de empezar a darle caña al fuego.
Trabaja en tu casa como un profesional de la cocina. Prepara tu mise en place como si fueras Bocuse y colócala ordenadamente en un lugar que no estorbe pero que esté a mano. Con el tiempo, verás que este toque Marie Kondo en tu espacio de trabajo ayuda de verdad a que todo salga más fácil y sin errores.
Respeta los tiempos
En la mayoría de las recetas, sean de slow cooker o no, los tiempos son orientativos. Ni la percepción de lo que significa 'fuego medio' es la misma para todo el mundo, ni todos los hornos funcionan de la misma manera. Esto no quiere decir que hagas de tu capa un sayo a la hora de cocinar: es conveniente comenzar respetando los tiempos que marca la receta, pero teniendo la precaución de cocinar con un cierto margen que nos permita alargar un cocinado en horno si es preciso, con mayor motivo en el caso de la cocción lenta.
Sé creativo pero con sentido
Me gusta pensar que mis recetas no son algo rígido y que admiten variantes, pero me apena cuando se arruinan por hacer cambios que no tienen sentido. Una vez que tengas mano con la cocina –y estés familiarizada con la cocción lenta– te animo a personalizar las recetas utilizándolas como si fueran plantillas y haciendo pequeños cambios. ¿Cómo hacerlo? Cuando cambies ingredientes, estos deben ser similares, cambiar sin ton ni son lleva a malos resultados.
Por ejemplo, en una salsa que lleva nata, podrás sustituirla por leche entera, evaporada o crème fraîche. En un plato de verduras, cámbialas siempre atendiendo a su naturaleza: no sustituyas un tubérculo por una verdura de hoja, que tienen poca similitud entre ellas. Cambia vino blanco por tinto, oporto o por un generoso, pero nunca lo cambies por un destilado. Mantén siempre la norma de lo similar y tus cambios serán para bien.
Bonus track: guarda tus recetas
Utiliza aplicaciones y servicios online para guardar tus recetas favoritas en un solo lugar. Puede ser una carpeta de archivos en un servicio sincronizado en la nube (Droxbox, Amazon, etc.) que te permita almacenar PDF para poder ver las recetas en cualquier dispositivo. Muchas recetas de páginas online se pueden descargar en formato PDF, como las de Crockpotting.
Utiliza tiras marcapáginas y postits pequeños para marcar las recetas de tus libros de cocina y añadir tus anotaciones. Haz un índice digital de tus recetas preferidas, de las que quieres hacer o de las que te salen estupendamente. Basta con anotarlas en una hoja de cálculo sincronizada en la nube o alojada en Drive para poder acceder a él en cualquier momento.
Clasifícalas por secciones –verduras, carnes, etc.–, apunta el nombre de la receta, el título del libro o revista en la que se encuentra, y no olvides añadir también el número de página. Encontrarlas de una sola mirada es magia a tu alcance.
Aplicaciones en la nube
Estos servicios sirven para almacenar en la nube todo tipo de archivos y verlos en cualquier dispositivo, y son perfectos para guardar recetas en PDF y fotorrecetas.
Gestores de recetas
Estas apps están diseñadas para almacenar recetas –Evernote sirve para todo tipo de notas– y son una solución a escoger según el sistema operativo que uses o tus gustos. Además de estas cuatro propuestas, seguro que bicheando por la red encontrarás otros gestores de recetas estupendos.
Imágenes: Library and Archives Canada en Flickr , Shana S en Flickr, Marco Verch en Flickr.
En esta web encontrarás recetas y consejos gratuitos publicados desde octubre de 2013 hasta diciembre de 2022.
Desde enero de 2023 continuo con mi proyecto en Substack, en La Cocina Privada de Crockpotting, donde no hay publicidad, el algoritmo de Google no importa y escribo pensando solo y exclusivamente en mis suscriptores.
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