Para mantener un cacharro de cocina en buen estado, hay que tener especial atención a su limpieza diaria. No queremos que nuestro slow cooker acabe como esas sartenes que van adquiriendo un aspecto sospechoso y que nadie en su juicio utilizaría, salvo ese anfitrión grunge al que no puedes esquivar.
Anfitriones aparte, queremos que nuestra olla de cocción lenta nos dure muchos años, y que además esté guapa y lozana, que para eso es la estrella de nuestra cocina, de manera que vamos a ver algunos puntos prácticos sobre cómo limpiar la olla de cocción lenta o crock pot.
- Antes de limpiar la crock pot hay que dejarla enfriar por completo. Aquí no valen las prisas, que si hablamos de cocina lenta tenemos que estar ya acostumbrados y ser unos buenos pequeños saltamontes. Aunque pasen dos horas, aunque pasen tres, hay que esperar. Convertirte en un yogui de la paciencia cocinil tiene su recompensa: así tu olla nunca se romperá al exponerla a variaciones bruscas de temperatura durante la limpieza.
- Algunos fabricantes indican que sus ollas se pueden lavar en lavavajillas pero, ¿qué te cuesta hacerlo a mano? Sí, el señor Crock dice que se puede pero, ¿has visto cómo han acabado los vasos de vidrio que limpias a diario en el lavavajillas? ¿Estás seguro de poder controlar por completo el proceso? ¿Quién va a sacar tu adorada olla de allí? ¿Alf?
- Si quieres mantener tu olla en buen estado, sin exponerte a cambios de aspecto, pérdida de brillo, etc. lávala a mano, sécala de inmediato y vuelve a ponerla en la carcasa.
- A veces quedan restos pegados al interior de la olla que son difíciles de eliminar. Antes de volver a utilizarla, asegúrate de que toda su superficie esté limpia y sin residuos, de lo contrario acabará adquiriendo una capa arqueológica digna de estudio.
- Prueba primero a ponerla a remojo con agua caliente y un poco de detergente lavavajillas (¡he dicho un poco!) durante una hora. Pasado ese tiempo, pasa una esponja, lávala por completo y sécala. Si aún hay pegamines, utiliza estropajo azul (del que no raya), ve pasándolo con cuidado sobre la zona y comprueba con los dedos que vayan saliendo.
- Hasta ahora hemos puesto toda la atención en la olla de gres extraíble, pero la carcasa también requiere un poco de atención. Límpiala siempre desconectada de la corriente. Después de cada uso, echa un vistazo y, cuando esté fría (la tía quema que se mata), pasa un paño suave húmedo o una esponja húmeda, y seca bien. Si las manchas no salen tan fácilmente, pasa a la operación estropajo.
- A veces aparecen unas manchas de color marrón en la parte interior de la carcasa. Para evitar que salgan, asegúrate de que siempre introduces la olla extraíble completamente limpia y seca en la carcasa tras cada uso.Tras cocinar algunos tipos de legumbres, pueden aparecer unas manchas blancas en las paredes del recipiente extraíble de gres. No tienen ninguna importancia y desaparecen al volver a cocinar con la olla, de manera que no hay drama alguno asociado con estas manchas: tu slow cooker seguirá fresca y lozana, tómalo como un acné inoportuno y vacilón. Si quieres eliminarlo sin esperar a voilver a usarla, pon un buen chorro de vinagre en el recipiente, pasa el vinagre puro por las paredes, añade agua hasta cubrirlas –mezclada con el vinagre que has añadido– y deja en remojo durante varias horas.
- Estoy segura de que si alguna universidad (la de Massachusetts por ejemplo) hiciera un estudio sobre cuál es el momento más peligroso para una olla crockpotera, ganaría de largo la hora del friegue. En ese momento nos relajamos, tenemos las manos mojadas, llenas de jabón y estamos deseando terminar para ponernos a otra cosa, y corremos el riesgo de que se nos escurra de las manos y haga chof. Chof catrakrok.
Así que, cuando laves tu slow cooker, agárrala bien fuerte, dale jaboncito con cariño como si fuera tu bebé, y no la sueltes hasta que la tengas bien sequita dentro de la carcasa. Y paga a los Miami para que vigilen la tapa mientras tanto, no vayamos a tener un disgusto.
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