Cuatro años haciendo mermeladas dan para mucho, y ya era hora de hacer un artículo recopilatorio de estas maravillas que nos permiten disfrutar de las frutas de temporada untadas en las tostadas del desayuno de los domingos. Esta lista incluye alguna sorpresa que nada tiene que ver ni con fruta ni con verdura pero, para verla, tendrás que investigar un poco. Recuerda usar siempre fruta muy madura y de temporada, que tenga sabor a tope y buen precio.
Diez recetas de mermeladas para cocinar en slow cooker
Mermelada de cerezas. Merece la pena apartar una caja de dos kilos de cerezas en plena temporada para hacer esta mermelada para todo el año. Cuando llega el invierno y casi se nos ha olvidado a qué saben estas esferificaciones naturales y maravillosas, un recordatorio untado en galletas o tostadas nos alegra la vida.
Mermelada de naranja amarga. La mermelada de naranja amarga es para clásicos arriesgados. No hemos rendido aún el merecido homenaje a la persona que decidió utilizar la piel de la naranja para cocinarla con azúcar y convertirla en un contraste magistral. No dejes de tener esta mermelada en tu despensa.
Mermelada de fresa. Otro clásico de las mermeladas es la de fresa. Hecha con las fresas más maduras de la temporada, guarda un sabor excepcional que nos alegra los desayunos y meriendas durante todo el año. ¿Lloras cuando termina la temporada de fresas? Guárdate unas cuantas para tu uso y disfrute.
Mermelada de albaricoque. Siempre lo digo: la de albaricoque es una de mis mermeladas favoritas. No hay vuelta de hoja, mi enamoramiento con el sabor de este dulce no tiene fecha de caducidad. Además de unteque para el desayuno, me chifla como relleno de tartas o bizcochos. ¡Pruébala y me cuentas!
Mermelada de ciruelas y canela. Las mermeladas de frutas emparejadas con especias y aromáticos siempre son un éxito si se combinan bien. La ciruela y la canela vinieron a este mundo para estar juntas: ellas son felices nadando libres en tus tarros de mermelada. ¡A por ella!
Mermelada de melocotón y vainilla. El melocotón y la vainilla es otro de las parejas de hecho que mejor se llevan. Además de emparejarse en postres, resultan tremendos en mermelada. Imagina unos melocotones de los buenos bien maduros y dulces envueltos en el sutil aroma de la vainilla. Pues eso, ¡que hay que probarla!
Mermelada de naranjas sanguinas. Las naranjas sanguinas son una rareza que aparece en los meses más fríos. Su combinación de dulce y ácido y su color rojizo es perfecta para convertirla en mermelada a nada que se descuide. Si no la ves en el mercado, no desesperes que ya llegará: búscala entre enero y febrero y captúrala en una estupenda mermelada.
Mermelada de bacón. ¿Bacón? Pero, ¿qué me estás contando? ¿Mermelada de cerdo? Sí, a mí me pasó lo mismo al principio, pero es que con bacon se puede hacer casi de todo. Esta es una mermelada para acompañar platos salados, como hamburguesas y bocadillos, o para servir con tablas de queso.
Mermelada de naranja y chocolate. Como en esta artículo ya me he retratado como celestina, ahí va otra gran pareja: la naranja y el chocolate, una combinación de éxito que también pinta genial bailando en mermelada.
Mermelada de higos. Esta mermelada sirve igual para una merienda dulce que para un aperitivo salado acompañando unos quesos o patés. Recuerda que la temporada de higos y brevas –se puede hacer con ambos– tiene dos partes: a principios de verano y alrededor del mes de septiembre.
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