Coronation chicken

Puede que coronation chicken te suene muy moderno, pero esta receta tiene más de 60 años, los mismos que lleva la Reina Isabel II en el trono británico. Este plato a base de pollo, mayonesa, y curry, se creó en 1953 como parte de la comida informal, que no banquete, que se ofreció a los invitados extranjeros en la coronación de Isabel II.

No fue un chef quien la propuso, sino Constance Spry, florista encargada de preparar los arreglos florales para la ceremonia. Ella fue quien ideó una receta a base de pollo y salsa de curry acompañado con ensalada, arroz, guisantes y hierbas. Resultaba perfecta para prepararla con antelación, como requería el protocolo, así que fue aprobada por el Ministry of Works. Desde entonces se conoce como coronation chicken o pollo de la coronación. A estas alturas, la receta tiene multitud de interpretaciones en cuanto a su aliño y sus acompañamientos o guarniciones, pero quizá la manera en que más y mejor se consume es en sandwich.

El coronation chicken, igual que otras recetas de carnes desmigadas y aliñadas, como el pulled pork o la cochinita pibil, es perfecto para comidas informales en casa o pícnics. Puedes servirlo sobre una cama de rúcola ligeramente aliñada, espolvorearlo con almendras u otros frutos secos laminados, comerla en plato o entre pan y pan. Tú eliges. God save the queen.

Cómo hacer coronation chicken en slow cooker

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Moldes de repostería y slow cookers. Medidas y tamaños

Consejos para hacer bizcochos en crock pot

Una de las consultas más recurrentes sobre slow cooking tiene que ver con el tamaño de los moldes de repostería para cocinar bizcochos, o tartas dulces y saladas en crock pot. La posibilidad de hacer preparaciones reposteras y pomposos bizcochos, abre una brecha que los fabricantes aún no están preparados para abordar: los moldes adaptados para la cocina con slow cooker.

Normalmente los moldes de repostería están fabricados sin una limitación de tamaño, pues están pensados para funcionar dentro de hornos en los que el espacio no es un problema. Los recipientes de las ollas de cocción lenta reducen el margen al mínimo, teniendo que encajar los moldes en un espacio muy pequeño. Y no siempre es fácil encontrar ese molde que entre sin problema en tu slow cooker.

Siempre que me preguntan, recomiendo tomar las medidas interiores de la crock pot e ir en busca de moldes con esas medias y el metro en el bolsillo. También hay la posibilidad de comprar a ojo, probar en casa y devolverlo en perfecto estado y sin usar si no encaja bien. Para esto, por supuesto tienes que asegurarte de que donde los compres te devuelvan el dinero en caso de no satisfacción.

En este artículo hago el trabajo por ti y te dejo algunos ejemplos de moldes que son adecuados para distintas medidas de slow cookers. En cada galería podrás ver las medidas aproximadas de los moldes, su diámetro (Ø), altura (H), y largo y ancho en el caso de moldes rectangulares. Debajo aparecen las dimensiones interiores aproximadas de los distintos tamaños de slow cookers: altura, diámetros superiores e inferiores (fondo y boca) para recipientes redondos, y las medidas de largo y ancho para ollas ovaladas.

Todos los moldes se han comprado en tiendas físicas y online que están al alcance de todos. Buscando un poco puedes encontrar el molde que se adapte a tu slow cooker; echa un vistazo en la sección de menaje de grandes almacenes e hipermercados, visita tiendas online y ten a mano las medidas que te facilito en este artículo o las tuyas propias.

Ten en cuenta que las medidas son orientativas y pueden variar dependiendo de cada marca y modelo de olla de cocción lenta. Falta por medir y probar el tamaño de 5,7 litros, del cual no dispongo aún ningún modelo; espero poder añadirlo en el futuro.

Moldes para slow cookers de 1,5 litros

Moldes para hacer bizcochos y pasteles en crock pot — Molde de silicona SOCKERKAKA de Ikea. Ø superior 13,5 cm - Ø inferior 9,5 cm - H 6,5 cm

Medidas interiores orientativas de los recipientes de slow cookers de 1,5 litros

Slow cooker de 1,5 l redondo. Ø superior 14,5 cm - Ø inferior 11,5 cm - H 9,5 cm
Slow cooker de 1,5 l ovalado. Medida superior: 18,5 x 15 cm - Medida inferior: 16 x 12,5 cm - H 8 cm

Moldes para slow cookers de 2,4 litros

Medidas interiores orientativas de los recipientes de slow cookers de 2,4 litros

Slow cooker de 2,4 l redondo. Ø superior 18,5 cm - Ø inferior 15 cm - H 10 cm

Moldes para slow cookers de 3,5 litros

Medidas interiores orientativas de los recipientes de slow cookers de 3,5 litros

Slow cooker de 3,5 l ovalado. Medida superior 23,5 x 19,5 cm - Medida inferior 19,5 x 14,5 cm - H 12 cm

Moldes para slow cooker redondo de 4,7 litros

Medidas interiores orientativas de los recipientes de slow cookers de 4,7 redondos

Slow cooker de 4,7 l redondo. Ø superior 22,5 cm - Ø inferior 20 cm - H 11,5 cm

Moldes para slow cookers de 6,5 y 8 litros

Medidas interiores orientativas de los recipientes de slow cookers de 6,5 y 8 litros

Slow cooker de 6,5 l ovalado. Medida superior 29 x 23 cm - Medida inferior 26,5 x 19,5 cm - H 12,5 cm
Slow cooker de 8 l ovalado. Medida superior 30 x 24 cm - Medida inferior 26,5 x 19,5 cm - H 14,5 cm

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Caldo de cebolla

Si yo fuera La Oreja de Van Gogh –el grupo musical, no la oreja en sí– te diría entre acordes algo así como te voy a escribir la receta más corta del mundo; porque este caldo de cebolla es una de las recetas más sencillas, en cuanto a ingredientes y elaboración, de las que he publicado en Crockpotting. Puede que esté algo adornada en el texto con eso de "pela las cebollas" y demás indicaciones, pero la verdad es que aquí no hay más que dos kilos de cebollas, sal, agua y 24 horas de cocción. Punto.

Si te llama la atención la alta cocina y has ido durante este año al restaurante Montia, esta receta te recordará al que allí hacen. Si lo has probado, con sus esferificaciones de queso, su sardina ahumada y sus corujos, te recorrerá un hilo de emoción al recordarlo. De allí me vine con la idea de hacer un caldo de cebolla en crock pot cuando, al preguntar cómo hacían esa maravilla, me contestaron que simplemente se trataba de cebolla, agua y muchas horas de cocción.

A veces lo más simple es lo mejor, y en este caso, no hace falta más para obtener un extracto de cebolla puro. Salvando las distancias que hay entre la cocina de mi casa y la de estos magos estrellados y recolectores, me puse a ello y funcionó como lo hacen las buenas fórmulas.

Si el profundo color oscuro del caldo te hace dudar y te plantea preguntas, te diré que no, que no hay que caramelizar antes la cebolla; se parte desde crudo y la cocción hace la magia, extrayendo toda su sustancia y dando finalmente con un caldo cristalino y oscuro.

Piensa en una sopa de cebolla de sabores extremos y profundos; en un ramen de cebolla con panceta, setas, hierbas, huevo; en una sopa de albóndigas de carne y champiñones crudos laminados. Piensa, saborea y disfruta.

Cómo hacer caldo de cebolla en slow cooker

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Caldo de cebolla

Tiempo de preparación10

Tiempo de cocción1

Tiempo total1 10

Función: ALTA

Raciones: litros aprox

Ahora puedes comprar algunos ingredientes de esta receta en el supermercado online DIA a través de los enlaces de los productos.

Mira cómo funciona el servicio

Ingredientes

▢ 2 kg de cebollas
▢ Sal
▢ Agua

Elaboración

▢
Pela las cebollas y trocéalas en cuartos.
▢
Coloca las cebollas troceadas en el recipiente del slow cooker, añade una cucharadita de sal y cubre con aproximadamente 3 litros de agua.
▢
Cocina durante 24 horas en ALTA.
▢
Pasado el tiempo de cocción, extrae el caldo y cuélalo.
▢
Prueba y rectifica de sal si es necesario.

Recomendaciones

Durante el proceso de cocción, que es largo y en ALTA, es normal y deseado que el nivel de líquido mengüe un poco, así se consigue concentrar el sabor a cebolla del caldo. Vigila que este nivel no baje demasiado, algo que puede suceder si tu slow cooker es de los cañeros que calientan mucho, y añade agua si baja mucho. Siempre debe haber un equilibrio entre la cebolla y el líquido, que ésta no sobresalga del caldo.

Utiliza este caldo como base para sopas en las que quieras un sabor diferente. Puedes imitar a la alta cocina colocando sardinas marinadas, panceta crujiente, ostras u otros productos con algunos vegetales delicados y en miniatura, y añadir el caldo alrededor en el ultimo momento.

Este caldo de cebolla es ideal para hacer ramen. Yo no digo nada y te lo digo todo.

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Diez recetas de bizcochos en slow cooker (II)

Qué lejos queda aquel día en el que me dije a mí misma que los bizcochos no salían bien en slow cooker. Tuvo que venir Sylvia a sacarme de mi error para que me pusiera manos a la obra y descubriera que sí, se puede, lo que no se puede es tirar la toalla a la primera de cambio, como hice yo.

Desde entonces han sido muchos los bizcochos hechos en slow cooker que han pasado por mi cocina, de los cuales tienes una buena parte en este recopilatorio, además de todos los que verás justo bajo estas líneas. Tuyo es el trabajo de decidir con cuáles de estas diez recetas de bizcochos en crock pot empezar. ¿Te animas?

Diez recetas de bizcochos en crock pot o slow cooker

Plum cake. Un clásico de la cosa bizcochera que hasta tiene su propio molde específico, por algo será. Las pasas y frutos deshidratados, junto con el chorrito de brandy de rigor, le dan un sabor inconfundible.

Caramel christmas cake. No es exactamente un bizcocho pero se le parece tanto que merece estar en esta selección. Para amantes de los dulces navideños llenos de sabores profundos y mentes reposteras inquietas.

Bica de Laza. Una bica delicada y ligera hecha con claras de huevo perfecta para el desayuno. Tras probarla puede que no dejes de gritar, ¡viva Laza! ¡viva Ourense! y ¡viva Galicia!

Blondie de turrón de yema quemada. Con los restos de turrón de yema se puede hacer este blondie –el hermano rubio del brownie– navideño o postnavideño. Puede que acabes comprando turrón en junio para hacerlo.

Bizcocho de naranja. Otro bizcocho clásico que no puede faltar en tu repertorio de cosas esponjosas y dulces. Si te gustan las naranjas de todas las maneras, tienes que probar a hacerlas en bizcocho.

Bizcocho de manzana. Este bizcocho de manzana escondido viene directamente de Francia para convertir tus manzanas en un desayuno o merienda de nivelón. Ya estás tardando en hacerlo.

Red velvet. Singular como pocos, el red velvet está hecho para dejar con la boca abierta a los comensales. Su característico color –que le da nombre– y el contraste con la crema de queso, lo convierten en el rey de la fiesta.

Bizcocho tatin de higos. La clásica tarta Tatin de manzana presta su método "al revés" para hacer un bizcocho con higos frescos de temporada original y diferente.

Bizcocho salado de brie bacon y aceitunas. El contrapunto de esta lista, con sus ingredientes salados y su carácter diferente, es perfecto para cenas informales, picnics y meriendas en las que no cabe el dulce.

Bizcocho marmolado de calabaza y chocolate. Los bizcochos marmolados son siempre una sorpresa: ¿qué dibujo se formará durante la cocción de la masa? Este bizcocho de calabaza y chocolate aporta además un colorido digno del Halloween más terrorífico.

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Caldo blanco

El caldo blanco hecho en crock pot son los padres. ¿Qué quiero decir con esto? La cocina lenta hace unos caldos estupendos, de sabor concentrado, en los que la sustancia de los sólidos se extrae en abundancia en las largas horas de cocción. Los tiempos largos dan como resultado un color oscuro que aumenta cuanto más prolongadas sean las cocciones.

En la cocina convencional los caldos hierven, agitando los sólidos y montando una revolución en las cazuelas que da como resultado un caldo turbio y de color claro que es muy apreciado en algunas zonas. En cocción lenta, al no hervir, los sólidos permanecen sin moverse, facilitando caldos cristalinos y de colores dorados como el consomé.

Para obtener un caldo similar al del puchero –en color y sabor– o un caldo blanco en crock pot, hay que cocinar durante un tiempo limitado, no más de 8 horas, y es conveniente ayudarle un poco dando un golpe de turmix una vez colado el caldo, un truco que lo blanqueará, manteniéndose esa tonalidad aunque se conserve varios días en el frigorífico.

Por eso te digo que el caldo blanco en crock pot son los padres, porque hay que tirar de magia y trucos para poder hacer un caldo turbio y de color claro en slow cooker.

Otra de las claves para conseguir un caldo claro está en no utilizar carnes rojas ni huesos con muchos restos de esas carnes adheridos, verduras de tonalidades claras, verdes o blancas, evitando hortalizas como las zanahorias, que pueden dar un tinte rojizo al brebaje.

Este caldo se puede usar como tal o servirlo como un potaje, con las hortalizas, la legumbre y la gallina troceados. También se puede servir el caldo como primer plato y los sólidos como segundo, calientes y con un refrito de ajo. Al tener un tiempo de cocción similar al de un cocido, quedan en perfecto estado para comerlos, sin pasarse ni quedar secos o consumidos.

Cómo hacer caldo blanco

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Pepinillos encurtidos

Después de hacer las verduras encurtidas en crock pot, el siguiente paso era encurtir pepinillos. La experiencia verdulera fue tan buena que no había duda de que de ahí saldría una cosa interesante. La mayor dificultad era la de conseguir pepinillos mini, algo que no fue tan dramático, pues durante el final del invierno y este principio de primavera los estoy viendo con bastante frecuencia en los lineales de grandes superficies de alimentación. Vienen en barquetas de plástico de aproximadamente 125 gramos y se dejan ver en la sección de envasados de frutas y verduras.

Haciendo encurtidos en slow cooker nos aseguramos una ligera cocción de los alimentos y el sellado de los botes por acción del calor, que viene muy bien para su posterior conservación, que recomiendo hacer en el frigorífico por si las moscas. Puedes controlar la cantidad de ácido que añades variando la proporción de vinagre a tu gusto (aumentándola, no reduciéndola, recuerda que el vinagre actúa como conservante), y jugar con las especias y el picante a añadir.

Los pepinillos –tus propios pepinillos, oye– irán genial para la temporada intensiva de ensaladas que llega con el tiempo cálido, para acompañar raclettes y fondues al estilo suizo, como aperitivo o como base para hacer banderillas con otras conservas y encurtidos.

Cómo hacer pepinillos encurtidos en slow cooker

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Bizcochos en tarro

Darse un paseo por Pinterest tiene sus consecuencias: ves cosas que te miran a los ojos y te hipnotizan como si fueran la serpiente Kaa. Cosas como bizcochos cocinados dentro de tarros, que es la cosa más cuqui y transportable del mundo. ¿Para qué podemos necesitar hacer unos bizcochos en tarro pudiendo hacerlos con o sin molde? Se me ocurren tres motivos: porque sí, para hacer un regalo original y bonito –el bizcocho, tu cariño y el tarro– o para poder llevar pequeñas porciones de bizcocho a un picnic de media tarde.

Cuando además de pasta, pones trabajo en un regalo, éste tiene un efecto mágico en quien lo recibe: de inmediato hay una corriente de afecto extra –alguien pensó, batió, mezcló y cocinó para mí– y la emoción se ve en la cara. Si además buscas unos botes chulos y reutilizables, el regalo será doble. Los que ves en la imagen son los botes de mermelada Weck –comprados en María Lunarillos–, resistentes al horno y al slow cooker, y con la forma adecuada para hacer bizcochos.

Lo de la forma tiene su miga. En la primera prueba no estuve muy espabilada y tiré de varios de los chorrocientos botes que tengo en casa, de los normales, abombados a partir de la rosca. ¿Y qué pasó? Pues que, como ya estarás imaginando, no había manera de sacar de allí un bizcocho con estilo ni dignidad. Así que no hagas como yo y escoge botes de vidrio aptos para horno que tengan forma de tronco de cono: la base más pequeña que la boca y las paredes rectas. Escógelos con tapas herméticas, cierres de metal y juntas de goma, y decóralos a tu gusto con cintas y etiquetas.

Para contarte cómo hacer bizcochos en tarro en crock pot he utilizado una receta de bizcocho de naranja con almíbar (puedes prescindir del almíbar si no quieres que resulte muy dulce), pero puedes utilizar cualquier receta de bizcocho teniendo en cuenta que probablemente necesitará menos tiempo de cocción al tener cada molde /frasco mucho menos volumen que una elaboración en molde normal.

Revisa el proceso de horneado pasada una hora y no olvides precalentar, eso hará que el bizcocho suba más y se forme mejor. Ten cuidado a la hora de llenar los frascos, ya que necesitas un poco de margen entre el cierre y la superficie del bizcocho: el límite es 1 cm más de la mitad del tarro. Puedes añadir complementos o toppings a los bizcochos: almíbar de frutas, glaseados, cobertura de chocolate, praliné, crocanti, etc.

Cómo hacer bizcochos en tarro en slow cooker

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Alubias de Tolosa al estilo de El Frontón

Una cree que lo sabe todo sobre las alubias de Tolosa hasta que se las ve hacer a Roberto Ruiz –cocinero del restaurante El Frontón de Tolosa– y el mundo de la babarruna no vuelve a ser el mismo. Hace unos meses tuve la suerte de conocer de primera mano la fórmula con la que todos los días se cocinan las alubias de Tolosa en el restaurante El Frontón. No es ningún secreto, que Roberto lo cuenta en este vídeo de El Comidista para que su ciencia alubiera se conozca de Algeciras a Estambul.

Si comes Alubias de Tolosa en Albiztur y alrededores, lo más seguro es que te saquen un perol con las alubias cocinadas con costillas, tocino, chorizo y morcilla de Beasain. Si las pides en el Herriko Etxe de Albiztur, cuando te las termines te ofrecerán un pollo asado, por si te has quedado con hambre –doy fe– o eres descendiente de Patxi Bollos. Mi receta de alubias de Tolosa en crock pot está inspirada en esos potajes vascos hechos para darlo todo y morir un ratillo en el intento, pero las alubias de Tolosa de El Frontón son otra cosa.

Se trata de hacer un guiso puro de alubias: tan solo alubias, agua, sal y tiempo. Puede parecer que para que las alubias salgan con el caldo ligado y gordito hace falta poner algo más, pero no, todo lo demás sobra, y tan solo con tiempo de cocción y el agua justa, se obtiene un guiso con la textura del chocolate a la taza. Roberto prescinde de todo acompañamiento que no sea la morcilla de Beasain, el tocino y la berza (repollo para los no vascos).

Este acompañamiento se cocina por separado. En el caso del tocino, se le da un tratamiento diferente que es todo un acierto: servido en crudo cortado en láminas finísimas, se disuelve en el guiso de alubias caliente y le da un toque de sal y sabor muy interesante. Como Roberto nos comentó al equipo de El Comidista aquella mañana de octubre, cocinando las alubias solas, sin la grasa del tocino y la morcilla, se consigue un plato de legumbre que, aunque sigue siendo contundente, no te deja tumbado durante toda la tarde. Sientan de maravilla y te llevan al séptimo cielo.

Cómo hacer alubias de Tolosa al estilo de El Frontón en slow cooker

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Boeuf bourguignon

Hace un par de años, en un viaje a París, comí boeuf bourguignon en Josephine Chez Dumonet. Era la hora de la cena y normalmente ceno muy muy ligero, pero había boeuf bourguignon en la carta y soufflé de postre, ¿cómo dejar pasar una oportunidad así? Mientras me trabajaba el cucharón y la cocotte, pensaba en que era una receta ideal para hacerla en crock pot: vino, carne melosa y chup chup suave. La cena fue un disfrute y no recuerdo si me resulto pesada, pero todo fue al buche, regado con su vino de rigor, y aún hubo sitio para comer el soufflé con dignidad y placer.

Este receta no admite #topadentro –el hashtag que ha inventado la comunidad crockpotera de Facebook para las recetas que no llevan preparación previa–, porque es esencial reducir el vino, hacer un roux y dorar la carne para obtener el sabor y la textura perfectos. No te voy a engañar, es un receta laboriosa que te llevará un extra de trabajo, pero que te compensará cuando empieces a sentir el aroma de la carne y el vino bailando el chachachá al alimón.

Para adaptarla al slow cooker, eché mano de ella, de Julia Child –quién si no– que da un consejo de oro a la hora de escoger el vino adecuado: un vino tinto joven. Ni cualquier cosa que venga en brick ni un reserva, hay un término medio asequible y que será un tiro certero por su sabor a fruta y su ausencia de acidez. No lo dudes, pregunta, busca un poco y escoge un vino joven para hacer el boeuf bourguignon.

Tan importante como la elección del vino lo es la de la carne. Debe ser una carne de segunda o tercera, huye de las carnes magras sin grasa ni tejidos. El morcillo y el solomillo de carnicero o plana de espaldilla (tiene un nervio central que se convierte en colágeno y no hay que confundirlo con el solomillo) son dos carnes adecuadas para esta receta. Yo usé solomillo de carnicero y quedó de lujo.

Resumen del proceso para hacer boeuf bourguignon

El proceso es largo, tiene varios pasos y te aconsejo no saltarte ninguno. Se resumen en:

Marinado de la carne. La carne toma sabor del vino y las especias.
Salteado de la carne y la panceta. Aporta sabor y permite cocinar en la grasa de la panceta.
Roux, desglasado, evaporación y reducción del vino. Imprescindible para que el vino reduzca y poder obtener una salsa espesa y agradable.
Cocción de la carne.
Elaboración (por separado) de las cebollitas y los champiñones.
Integración de todos los elementos.

Cómo hacer boeuf bourguignon en slow cooker

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Carruécano o pavo de huerta

Carruécano. Si es la primera vez que escuchas/lees esta palabra, puede que te suene tan extraña como sonora, pero, en realidad, cuando vas al mercado seguro que ves más de uno y de dos carruécanos en el puesto de las verduras. El carruécano es esa calabaza alargada de color naranja pálido, piel satinada y lisa, y con el culo un poco abombado, que también se llama calabaza batatera. Se le llama carruécano en Jaén, donde también le dan el nombre de pavo de huerta, y de donde es originaria esta receta, una simplificación de carruécano frito.

El carruécano, normalmente se cocina en una sartén o cazuela con una primera fritura fuerte y un tiempo de fuego lento después para que se ablande y resulte meloso. Es un plato perfecto para cocinar en slow cooker, porque la hortaliza se va asando lentamente tras el golpe de sartén que le aporta más sabor. Puedes olvidarte de ella y, tras el tiempo de cocción, solo tendrás que aplastarla hasta formar una pasta que resulta sabrosa sobre una tostada de pan, como guarnición de otros platos o como base para combinar con otros alimentos.

En la receta doy la recomendación de eliminar los ajos y la guindilla durante la cocción, pero si no le tienes miedo al sabor del ajo –yo no se lo tengo– y te encanta el picante, puedes mantenerlos, siempre que no olvides retirar la guindilla antes de machacar la calabaza.

Cómo hacer carruécano o pavo de huerta en slow cooker

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Fondant de chocolate y peras

Fondant: en francés, "que funde de manera especial en la boca". En estos tiempos de cuquismo sin fin, la palabra fondant se asocia inevitablemente a la pasta de azúcar para decorar tartas y otras preparaciones de repostería, pero el fondant también es un pastel de chocolate jugoso y fundente, primo político del coulant. Es un postre con poca proporción de harina que no puede considerarse un bizcocho, sino un pastel fundente.

El interior del fondant debe quedar algo húmedo –cuanto más seco menos rico quedará– para que se funda en la boca y resulte irresistible. Esto hace que sea un poco complicado dar con el punto de cocción adecuado, pero si la capa exterior está cocinada y, al traspasar con una brocheta, ésta sale con restos húmedos pero no líquidos, lo tienes.

Puede que pienses que la naranja o las fresas son las frutas que mejor combinan con el chocolate, pero la pera lo hace en silencio, sin tanta gloria ni alabanzas. Este fondant de chocolate y peras en crock pot es una sorpresa para el paladar; la pera caramelizada casa a la perfección con el chocolate negro, compensando su ligero amargor con dulzura mientras que el chocolate potencia el sabor delicado de la pera.

Escoge una variedad de pera que resulte dulce y que no esté madura en exceso ni demasiado dura. Yo he utilizado peras decanas, que son grandes, redondeadas y muy dulces, pero adáptate a lo que encuentres en el mercado y busca el consejo de tu frutería de cabecera.

Cómo hacer fondant de chocolate y peras en slow cooker

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Chili con carne

La semana pasada nos dimos un banquete vegetariano con el chili sin carne, y hoy vamos a hacer lo mismo con esta receta de chili con carne en crock pot; que no se diga que no hay opciones para todos. Comentando que estaba haciendo chili con un amigo –con el que las conversaciones sobre comida son eternas–, me explicó el origen de este plato, completamente transformado con el paso de los años.

El chili con carne nació de la necesidad de conservar la carne y poder disponer de ella tan solo regenerándola con agua para cocinarla. La receta original no incluía frijoles o alubias, sino carne, chiles, manteca y sal mezclados y secados al aire. ¿Y quién inventó el chili con carne? Pues como en todos los platos emblemáticos, encontramos distintas leyendas y autorías.

Una de ellas cuenta que fue una moja española, Sor María de Ágreda, conocida por los indios del sureste de Estados Unidos como "La dama azul". Sor María, según la leyenda, despertó de un trance de varios días afirmando que había estado en una tierra lejana predicando el cristianismo a "los salvajes" –lo cierto es que ella nunca salió de España– y escribió una receta de carne con cebollas, chile, tomate y pimientos. Toda esta historia se remonta al siglo XVII, y el mismo Felipe IV creyó que ella era la misteriosa Dama de azul de la leyenda indígena.

Otra historia habla de que el chili lo inventaron los vaqueros y trabajadores de Texas como una comida básica para el trabajo de los buscadores de oro de Texas y California. Desmenuzando carne seca con chiles, pimientos y sal, y secándola en forma de ladrillos, conseguían una mezcla comestible fácil de transportar y conservar. La lista de posibles orígenes, leyendas y realidades sobre el chile es mucho más extensa; Si quieres saber más sobre esta apasionante historia, puedes leer este artículo de What's cooking américa (en inglés).

Por supuesto, mi amigo, que no se pierde una receta con historia y mandanga, hizo el chile tal y como dicta la receta original. Y su sentencia fue: "no estaba nada mal".

Cómo hacer chili con carne en slow cooker

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La cocina en diferido con slow cooker

Una de las posibilidades que te da la cocina en slow cooker es la de poder cocinar en diferido, aplazando el inicio de la cocción para que empiece a la hora que a ti te convenga. Antes de continuar, debo decir que esto solo se aplica a los modelos manuales utilizados en combinación con un temporizador de enchufe, o a los digitales –muy escasos en el mercado– que tengan la función DELAY.

¿Por qué en los slow cookers digitales no se puede programar el inicio de la cocción? Porque, como ya expliqué aquí, los aparatos que funcionan con un panel digital siempre te van a pedir instrucciones cuando se conectan, de manera que, si no estás presente y el temporizador enciende el aparato, el panel quedará a la espera de tus órdenes (tiempo de cocción y función).

Los temporizadores de enchufe te permiten utilizar una olla de cocción lenta manual a tu antojo. Decidir si quieres que empiece a cocinar unas horas más tarde, cuándo quieres que termine la cocción o, incluso, volver a conectarla a una hora determinada para calentar la comida a la hora de servir (solo tras un reposo moderado, sin sacar la comida del slow cooker y cuando no haya perdido todo el calor).

Cuándo cocinar en diferido en crock pot o slow cooker

Y, ¿cuándo nos conviene cocinar en diferido con nuestro slow cooker? Desde luego, cocinar de esta manera no es una obligación –me han preguntado al respecto una y otra vez– sino una opción más que manejaremos en nuestro beneficio. Fundamentalmente, cocinar en diferido con una crock pot es útil cuando se quiere ajustar el tiempo de cocción y de espera en una receta. Pondré varios ejemplos prácticos para que se entienda mejor.

Voy a cocinar un guiso de legumbres durante la noche, pero quiero estar despierta y presente cuando la cocción termine, para comprobar que la legumbre está bien cocinada y poder alargar un poco más la cocción si es necesario. Me voy a la cama a las 23:00, pero dejo el slow cooker preparado para que empiece a cocinar durante 7 horas a la 1 de la madrugada; de esta forma, cuando me levante a las 8 de la mañana, el guiso habrá terminado la cocción y podré probar el punto de las legumbres y decidir qué hacer.

Quiero cocinar una receta de carne guisada pero voy a a estar fuera de casa muchas horas. Si comienzo a cocinarla ahora, pasará mucho tiempo en reposo y se enfriará, pero quiero que esté caliente y recién hecha cuando llegue para la cena. Pienso en el tiempo de cocción, añado tres horas de demora y todo encaja: cuando llego a casa tengo la comida lista, caliente y recién hecha.

Empieza a hacer calor y necesito cocinar una paleta de cerdo durante 8 horas mientras me voy a trabajar; voy a tardar 12 horas en volver a casa. Si la dejo 4 horas esperando la cocción, puede estropearse, igual que si la dejo 4 horas cocinada. Entonces divido esas 4 horas en 2 de espera y 2 de reposo, y reduzco los riesgos: una pieza muy fría aguanta esas 2 horas de espera en crudo, y las 2 horas posteriores son las normales para el enfriamiento de una comida recién hecha.

Voy a hacer un bizcocho por la tarde, cuando venga de trabajar. Tengo el tiempo justo para hacer la masa y cocinarlo; quiero que el slow cooker esté muy caliente pero temo quedarme corta con el precalentamiento. Dejo el slow cooker con el mando colocado en ALTA para que se encienda una hora antes de mi llegada. ¡Bingo! El bizcocho ha subido y se ha dorado gracias a ese chute de calor.

Precauciones para cocinar en diferido en olla de cocción lenta

Estos son cuatro casos en los que que la cocina en diferido con crock pot tiene sentido. Puede haber muchos más, pero es importante que sepas que hay unas limitaciones para su uso. Mis consejos para aplazar la cocción con seguridad son estos:

No difieras nunca la cocción de un pescado o un guiso que lo contenga. El pescado es muy sensible a la proliferación de bacterias y unas pocas horas fuera del frigorífico, en un ambiente cerrado y en contacto con otros alimentos, pueden estropearlo y darte un problema. Además, el pescado necesita cocciones cortas para estar en su punto, seguro que puedes encontrar un momento para cocinarlo estando presente.

Ten en cuenta la temperatura ambiente que hay en tu cocina o en tu casa. En verano, en zonas especialmente cálidas, no es aconsejable utilizar la cocción en diferido, pues los alimentos pueden estropearse en la espera. Si, aún así, necesitas aplazar el comienzo, reduce el tiempo de espera, aprovecha las horas más templadas para cocinar –la noche– e introduce los alimentos frescos recién sacados del frigorífico.

Cuando vayas a a cocinar en diferido carnes y aves, ten la precaución de colocarlas en el slow cooker muy frías, después de que hayan pasado varias horas en el frigorífico. Evitarás problemas, sobre todo en el caso de las aves y las carnes picadas, muy sensibles a la proliferación de patógenos.

¿Qué necesitas para cocinar en diferido en crock pot o slow cooker?

Para poder programar el inicio de la cocción en una olla de cocción lenta, necesitas un slow cooker manual y un temporizador de enchufe. El temporizador puede ser manual –tienen una rueda con unas pestañas que hay que cambiar de posición– o digital. Su elección es un asunto de gustos personales: hay a quien el tema de las pestañas se le atraganta y quien se hace un lío con el programador digital. Ambos son de uso sencillo y no hay más que cogerles el truco, consultar las instrucciones y ponerse a cocinar. Si tienes dudas sobre cómo funcionan estos programadores, puedes verlo en este enlace.

Cuando vayas a cocinar en diferido, coloca el mando del slow cooker en la función en la que quieras cocinar –ALTA o BAJA–, fija las horas de encendido en el temporizador de enchufe, conéctalo a la corriente y enchufa el cable del slow cooker al temporizador.

Si tienes la suerte de tener un slow cooker digital con función DELAY (se puede diferir la cocción) simplemente tienes que seguir las instrucciones para activarla. Pero son muy pocos los slow cookers que tienen esta función incluida y, pudiendo utilizar un temporizador y un slow cooker manual, no merece la pena ponerse a buscarlos o decidirse por uno de ellos solo por ese detalle.

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Chili sin carne

Veo, con mucho agrado, que cada vez son más los usuarios veganos y vegetarianos que empiezan a cocinar con slow cooker. Desde hace tiempo, en nuestra comunidad de Crockpotizados se pregunta una y otra vez si se puede hacer cocina vegetariana en olla de cocción lenta. ¿Por qué no? ¡Claro que sí! Podemos cocinar legumbres y verduras en crock pot, completando las recetas –si apetece y procede–con cereales y productos como el seitán, la soja texturizada o el tofu.

A esta receta de chili sin carne en crock pot le va a suceder la consecuente receta de chili con carne, que verás por aquí la semana que viene, pero he querido publicar primero la vegetariana como toda una declaración de intenciones y en desagravio a tantas y tantas recetas de carnes que semana tras semana pasan por aquí.

Lo que va a diferenciar este chili sin carne de unas alubias con verduras es el picante y las especias. Una vez cocinado, puedes probar y rectificar la sazón, añadiendo algo más de comino, orégano o picante si lo ves necesario. Para rectificar el picante, puedes utilizar un poco de pimentón picante, pimienta de Espelette o chile molido, pero hazlo poco a poco y probando, que el picante lo carga el diablo.

Cómo hacer chili sin carne en slow cooker

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Bizcocho de limón

Este bizcocho de limón podría ser uno más entre la larga lista de bizcochos crockpoteros que hay en Crockpotting, pero el baño de almíbar o jarabe de limón con el que se termina, lo convierte en una joyita húmeda y con un marcado sabor a limón. A este proceso se le llama calar, bañar o emborrachar, y es una manera de asegurar que el bizcocho va a durar más días sin secarse, además de darle un extra de sabor.

En este bizcocho de limón en crock pot, el papel del jarabe es muy importante, porque solo añadiendo la piel rallada del limón se consigue un ligero aroma cítrico, como en el bizcocho de lima y nata, pero el baño de almíbar potencia el sabor a lo grande. Mientras me como la última rebanada –a escondidas de los demás depredadores familiares, claro–, pienso en cómo le tiene que sentar esta técnica al bizcocho de naranja y me apunto en la agenda hacerlo así lo antes posible.

Con un relleno de lemon curd y un glaseado como el del carrot cake, puedes conseguir una tarta de limón muy aparente para tus celebraciones, desayunos o meriendas. Llegados hasta aquí, solo falta hacer la pregunta: ¿seguro que tienes suficientes limones en tu despensa? ¡Corre al mercado a por ellos y ponte a bizcochear!

Cómo hacer bizcocho de limón en slow cooker

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Caldo de huesos de pollo de aprovechamiento

¿Cuántas veces he dicho que los caldos hechos en crock pot son una maravilla? Ya he perdido la cuenta, pero es que esta es una de las elaboraciones en las que más se deja sentir la diferencia ante la cocina convencional. El tiempo y la cocción suave son fundamentales para extraer toda la sustancia y el sabor de hortalizas, carnes y huesos, y esa es la diferencia entre un caldo hecho en un rato en una olla exprés –que suelen ser blancos y de sabor poco complejo– a uno elaborado en slow cooker.

Casi todas las semanas –mientas Madrid no se convierte en un horno– suelo hacer un caldo de aprovechamiento con huesos y restos de pollo asado en crock pot. Suelo hacer comida para Thor, perruno viejecito al que le va muy bien mezclar pollo asado –y su jugo– con las bolas de pienso. Los lametazos que da al cuenco al acabar de comer no son de este mundo. Suelo cocinarle ocho o nueve contramuslos cada vez en la Andrew James de 8 litros, y, tras desmigar la carne y guardarla en porciones en el congelador, queda una montaña de huesos y pieles que me da mucha felicidad.

Es la propina del pollo asado canino: un caldo de aprovechamiento con huesos de pollo que podría pasar por un consomé perfectamente: sabor profundo, color tostado y colágeno que se deja sentir en la boca. Es algo tan cotidiano para mí que nunca se me había ocurrido publicarlo, pero aquí lo tienes para que puedas aprovechar todas esas carcasas y huesos de pollo que quedan muertos de risa después del asado y que no merecen ir a la basura cuando aún pueden arreglarnos una comida.

Cómo hacer caldo de pollo de aprovechamiento

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Diez recetas de tartas en slow cooker

Cuando llegas a la cocción lenta, con la cabeza llena de proyectos de legumbres, carnes y guisos, hay un momento en que crees que te están troleando. Es el descubrimiento de que, además de bizcochos, en slow cooker puedes hacer también tartas. ¿Quién te lo iba a decir cuando escuchaste hablar por primera vez de este aparatejo, ¿verdad?

Buena prueba de ello es este recopilatorio de diez recetas de tartas que puedes hacer con crock pot o slow cooker. Desde el glorioso y clásico cheesecake hasta la muy francesa tarta Tatin, tienes por delante un panorama tartero estupendo para esas tardes de sábado en las que te pones el mandil y te lías a cocinar por placer. ¡A por ellas!

Diez recetas de tartas en crock pot o slow cooker

Tarta de Santiago. Una tarta sin harina, fácil de hacer, que se mezcla en un momento y te hará quedar de lujo si la escoges como postre de una cuchipanda. La clave está en las almendras molidas y en batir poco el huevo.

Clafoutis. La temporada de cerezas está al vuelta de la esquina, una ocasión estupenda para hacer un clafoutis con las mejores piezas, esas que son grandotas y dulces.

Tarta de zanahoria. A estas alturas ya no nos extrañamos ante una tarta hecha con estas hortalizas de color naranja. El clásico bizcocho carrot cake toma forma de tarta con un frosting de queso en capas.

Tarta Tatin. Las hermanas Tatin nos dejaron en herencia esta tarta original y suculenta en la que la manzana y el caramelo prometen gozo sin fin. Aquí aparece crockpotizada con amor y respeto.

Tarta de requesón y naranja. A esta que escribe le gusta un requesón más que comer con la manos, y, con naranja, casa la mar de bien. Lo difícil es encontrar un buen requesón que reparta orgullo y satisfacción a espuertas, pero, si lo consigues, harás la tarta perfecta.

Tarta de queso. Quien dice tarta de queso dice cheesecake. Esta es la clásica receta estadounidense con base de galleta, cuerpo de queso crema y sombrero de mermelada. Tiene la costumbre de desaparecer demasiado pronto de la mesa, así que corta un trozo más grande para no quedarte con las ganas.

Flognarde de ciruelas. Prima hermana del clafoutis, la flognarde o flaugnarde es una tarta de origen francés hecha con una masa similar al flan y con distintas frutas, según la temporada. Quien dice ciruelas dice albaricoques, melocotones, manzanas, etc.

Tarta de queso japonesa. No es un secreto que por aquí hay mucha afición a las tartas de queso –y al queso, en general– y esta tarta de queso japonesa ha llegado para quedarse en el podio de tartas queseras y crockpoteras.

Tarta de fresas y almendra. Una tarta que hay que tener en cuenta en temporada de fresas. Tiene un corazón tierno y húmedo, y un carácter especial gracias a las almendras que duermen en su masa. ¿No deseas que llegue ya la primavera para poder hacerla?

Red velvet. La red velvet es una tarta hecha para epatar a los invitados con su color rojizo y su relleno de crema de queso. La elaboración del bizcocho es completamente diferente a la habitual –la leche y el vinagre están entre sus ingredientes– pero aún así sigue siendo una tarta que cualquiera puede hacer.

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Patatas con guisantes

Todos los inviernos, cuando la cosa se pone en plan muy polar, me convierto en una suerte de náufraga que va por la vida en busca de caldos y platos de cuchara. A veces me encuentro con otros náufragos como yo, y enseguida surge la conexión. Este fin de semana, en un restaurante, me pedí de segundo una fabada. Fuera soplaba un viento atroz, y el camarero, al servirme, me dijo: "Es que con este tiempo no apetece otra cosa". Nos faltó chocarla unas cuantas veces. Y así es: con estos fríos, nada me apetece más que darle vidilla a la cuchara.

Los guisos de patatas son socorridos, económicos y gustosos. Con poca cosa que tengas por casa te haces una porrusalda, unas patatas riojanas o –si te pones los zapatos y te vas a la pescadería– un marmitako de salmón. Como la cocción no es demasiado larga –las patatas funcionan bien en ALTA– se pueden cocinar por la mañana temprano y tenerlas listas para la hora de la comida, dejando incluso un poco de reposo, que les va fenomenal para engordar el caldo.

Estas patatas con guisantes se disfrutan especialmente cuando los guisantes están en temporada; es una legumbre fresca, fácil de desgranar, y no te llevará mucho tiempo tener los guisantes listos para ponerlos en el guiso, pero también puedes usarlos congelados si no los encuentras o ya ha pasado la temporada. ¡Buen apetito!

Cómo hacer patatas con guisantes en slow cooker

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Compota de pera y anís

Buscando combinaciones de sabores en La enciclopedia de los sabores, tuve que escoger entre el cardamomo y el anís para aromatizar esta compota de peras. Al final ganó el anís, un aroma que me trae muchos recuerdos: desde la palomita de anís que nos daban de pequeños en Navidades –eran otros tiempos, mucho menos puritanos que los de ahora– hasta la botella de Anís El Mono que dejábamos a los Reyes Magos en casa cada 5 de enero.

Pero en esta receta de compota de peras y anís en crock pot no se usa el licor, –ya sabes que en slow cooker hay que afinar con los líquidos–, sino anís estrellado o badiana, una especia tan bonita como fragante. El resultado es una compota de pera con mucha personalidad, que se puede usar para rellenar tartas, acompañar quesos frescos o yogures, untar en tostadas o comer sola.

Las compotas son una buena opción para aprovechar la fruta que corre peligro de quedarse pocha en el frutero, así que ya sabes: cuando empieces a ver que tus manzanas, peras u otras frutas –las fresas por ejemplo– te ponen caritas, es hora de darles una pasada por la crock pot y convertirlas en compota. Tus desayunos y meriendas saldrán ganando y habrás aprovechado bien tu frutero. Además de pochar las frutas puedes enriquecerlas añadiéndoles un toque aromático –anís, cardamomo, canela, clavo, vainilla, etc– que las diferencie y las haga más apetecibles aún.

Cómo hacer compota de pera y anís en slow cooker

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Compota de pera y anís

Tiempo de preparación10

Tiempo de cocción4

Tiempo total4 10

Función: ALTA

Raciones: ml

Ahora puedes comprar algunos ingredientes de esta receta en el supermercado online DIA a través de los enlaces de los productos.

Mira cómo funciona el servicio

Ingredientes

▢ 3-4 pera decana 1 kilo aproximadamente
▢ 2 anises estrellados
▢ 30 g de azúcar de caña

Elaboración

▢
Pela, descorazona y trocea las peras.
▢
Coloca las peras troceadas en el recipiente del slow cooker con el azúcar y las estrellas de anís.
▢
Cocina durante 4 horas en ALTA.
▢
Si la compota resulta muy líquida, destapa parcialmente y continua la cocción hasta que quede en el punto deseado.
▢
Elimina el anís estrellado y sirve en frío.

Recomendaciones

Hay muchas variedades de peras que puedes utilizar para hacer la compota de pera y anís. Yo he utilizado peras decanas porque son carnosas, grandes, dulces y jugosas, pero puedes adaptarte a tus gustos o a lo que encuentres en el mercado. Ten en cuenta que las decanas son unas peras de gran tamaño; si usas otras variedades con un calibre pequeño, tendrás que ajustar las cantidades hasta llegar al kilo de fruta aproximadamente.

Si no quieres añadir azúcar a la compota, puedes suprimirlo sin necesidad de buscar un sustituto o reducir aún más la proporción.

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Mermelada de naranja y chocolate

Junto con la de albaricoque, la mermelada de naranja es una de las confituras que más me gustan. Prueba de ello es que esta no es ni la primera ni la segunda receta de mermelada de naranja que publico en Crockpotting, se me ve el plumero a la legua. Con estas tres recetas cierro un círculo: el de las distintas maneras de preparar las naranjas para mermelada, evitando el amargor que le da el albedo o corteza interior blanca de la naranja y otros cítricos.

En la primera receta de mermelada de naranja que publiqué, la piel se conservaba entera, se cortaba en juliana y se le daban tres escaldados cambiando el agua en cada uno de ellos. En la segunda, se eliminaba el albedo a mano, rascando con un cuchillo y se evitaban los escaldados; un método que requiere precisión y paciencia, ya que hay que quitar toda la parte blanca.

En esta receta de mermelada de naranja y chocolate, se cortan los extremos de las naranjas y se dan tres escaldados cortos con las naranjas enteras. Es un método aprendido del libro À la mère de famille; quizá el menos laborioso de todos y el que más me ha gustado: da buen resultado, eliminando el amargor a través de la piel y las aberturas, y permite después hacer el corte que se desee, en tiras, en dados, con mayor o menor grosor.

Como verás, en la elaboración te ofrezco dos maneras de añadir el chocolate: por la vía rápida, mezclándolo con la mermelada caliente, o con algo más de trabajo, añadiendo los trozos una vez fría e hirviendo los botes para pasteurizar y derretir las gotas de chocolate ligeramente. Tú eliges.

Cómo hacer mermelada de naranja y chocolate en slow cooker

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Carcamusas

Hace unos meses pasé un día entero en Toledo, con su pausa para comer incluida. Estaba sola y callejeé buscando dónde comer. Creo que pude hacer una mejor elección, la comida era pichí pachá, un poco mediocrilla, pero –todo tiene siempre un sentido– me sirvió para descubrir las carcamusas, un plato toledano de carne con tomate que prometía grandes resultados en cocción lenta.

La receta original de carcamusas se hace con magro de cerdo. El magro es una mezcla de restos de distintas piezas del cerdo con poca proporción de grasa. Mientras iba dando cuenta de mi plato, pensaba en lo rica que quedaría esa receta hecha con una carne más crockpotera –ya sabes, con tejidos, grasa y su colágeno– que terminara deshaciéndose melosa en la boca.

Por eso recomiendo hacer las carcamusas con aguja de cerdo, una carne estupenda para estofados, aunque también doy la recomendación de controlar la cocción si se hace con magro de cerdo. En ese caso, ten en cuenta que el magro es una carne que se seca con facilidad, que no se deshará ni resultará tan melosa y jugosa. Por eso es importante que, si lo usas, hagas una cocción de 3 horas en BAJA y vayas controlando el punto de la carne a partir de ahí.

En las recomendaciones finales te doy unas pistas sobre cómo tienes que pedir que te corten la aguja en la carnicería. Es importante que las revises para evitar que troceen el hueso al cortar la carne con el machete. Agradecerás no encontrar esquirlas de hueso al comer las carcamusas.

Mientras tanto, yo voy por la cocina dando vivas a Toledo por esta receta tan rica y tan de verdad. Lo dicho: ¡Viva Toledo! ¡Que vivan las carcamusas!

Cómo hacer carcamusas en slow cooker

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Albóndigas a la jardinera

Tengo devoción por las albóndigas. Me gustan de todas las maneras: con tomate, a la cordobesa o cañeteras, en salsa y hasta las suecas o Köttbullar. Un plato de albóndigas humeante puede hacerme viajar millas y años, hasta la mesa de la cocina de mi madre en los años 70.

Las albóndigas cocinadas en slow cooker tienen su peculiaridades; al igual que las que se hacen en Thermomix®, sorprenden por no necesitar harina que las envuelva ni una fritura que las cocine y dé empaque. Es cierto que, al que le guste un buen churruscado y una harina bien incrustada, le puede costar entrar por este aro, pero, la verdad es que salen finas y tiernas, mucho menos pesadas y con menos calorías en el contador, algo que nunca está de más.

Las albondigas a la jardinera vienen con su propia guarnición verdulera, y poco más les falta para ser un plato completo. Con un poco de arroz, polenta, cuscús o bulgur acompañándolas, tienes una comida principal de diario resuelta. Ah, y de las de chuparse los dedos, cosa que se agradece todos los días, no solo los domingos y fiestas de guardar.

La base de la jardinera son verduras de temporada y las intemporales zanahorias, apio y cebolla. Puedes sustituir los guisantes por otras verduras que encuentres en el mercado o usarlos congelados si eres megafan.

Cómo hacer albóndigas jardinera en slow cooker

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Flan de leche condensada

Si tienes un paladar de esos que rechazan el dulce, no sigas leyendo, ¡huye! Da media vuelta y busca otra receta que colme tus ansias de postre, porque este flan de leche condensada es tan dulce como Titanic y Ghost juntas. Este es un flan muy fácil, de esos que se hacen en un pispás sin tener que andar separando yemas y buscando qué hacer con las claras sobrantes. Ni siquiera hay que hacer infusión previa, como en el flan de huevo o el de dulce de leche, así que te sacará de un apuro cuando tengas que hacer un postre y vayas con el tiempo muy apretado.

Las cantidades de la receta te pueden servir para hacer cuatro flanes de ración para levantadores de piedra, seis u ocho flanes para espíritus equilibrados –usando moldes más pequeños– o un flan grande de una sola pieza, de esos que salen a la mesa en volandas y se parten en raciones.

Yo los hice tamaño levantador de piedra, que por algo soy vasca, y, además, necesitaba que quedaran rotundos y aparentes para la foto. Si decides hacerlo de una sola pieza, tienes que utilizar un molde de flan de aproximadamente un litro de capacidad –liso o ondulado– para que quede robusto y con buena altura. ¿Te atreves con este flan dulce dulce dulce y facilón? ¡A por él!

Cómo hacer flan de leche condensada en slow cooker

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Mousse de chocolate

Este último mes no he dejado de hacer experimentos y recetas con chocolate con mis slow cookers pequeños. Desde atemperar chocolate hasta hacer rocas y dulces de Navidad, todas las preparaciones en las que hay que fundir chocolate son ideales para dejarse ayudar por la olla lenta. La mousse de chocolate tenía que tocar tarde o temprano, que por algo es un postre de esos que acarician la boca y apagan las penas.

La mousse de chocolate es un postre muy fácil de hacer; está al alcance de cualquiera que sepa fundir chocolate en un slow cooker y montar nata y claras a punto de nieve. La crock pot nos ayuda a derretir el chocolate con suavidad, sin preocuparnos por un minuto más o menos, y con la seguridad de que fundirá bien.

Las precauciones que debes tomar con esta receta son estas: evitar que caiga agua o líquido en el chocolate mientras se funde, usar huevos muy frescos y nata muy fría para que monte bien. Lo demás será mucho más fácil que coser y cantar, y en pocos minutos tendrás montado un postre que podrás servir en cuanto haya tomado un poco de frío.

Una mousse de chocolate te da la oportunidad de sacar de la parte de atrás del armario esas copitas, ramequines o boles que están pidiendo a gritos que los luzcas. Puedes colocar la mousse con la cuchara o utilizar una manga pastelera para presentarla con un poco más de enjundia, pero lo importante es que, una vez emplatada, se enfríe en cada recipiente.

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Cómo quitar las manchas blancas de tu slow cooker

¿Has lavado el recipiente de tu slow cooker y ves –con horror– que en las paredes han aparecido unas manchas blancas? Calma, antes de que te vayas a llorar a un rincón pensando qué has podido hacer mal, toma aliento y lee estas líneas, que te ayudarán a no dar importancia a este drama crockpotero del primer mundo. Tiene arreglo, y te voy a contar cómo hacer que tu slow cooker vuelva a estar lozano y brillante como el primer día.

No he conseguido encontrar una explicación solvente sobre por qué se producen esas manchas cuando cocinamos legumbres y otros alimentos. El denominador común es que todos los alimentos que dejan esa huella tienen almidón, que debe de hacer alguna reacción con la cal del agua, dejando el interior del recipiente blanco y opaco.

Aunque este es un tema recurrente en las preocupaciones crockpoteras de los principiantes, no es exclusivo de este tipo de cocina; también quedan esas manchas en los recipientes y ollas de acero inoxidable, pero, al ser éstas de color claro, apenas destacan y pueden pasar desapercibidas. Los recipientes cerámicos de los slow cookers generalmente son de color negro y están recubiertos de una capa vidriada que les da brillo, por eso es muy llamativo y puede alarmar las primeras veces.

Truco para quitar las manchas blancas del recipiente de la crock pot

Con el uso normal se va recuperando el color y brillo original; pero, si quieres recuperar el color negro de tu recipiente con rapidez, solo tienes que aplicar un sencillo truco. El ácido compensa la jugarreta de las judías, por tanto, utilizaremos vinagre para solucionarlo.

Pon un buen chorro de vinagre en el fondo de la olla, frota con el vinagre puro las paredes y llena con agua hasta que cubra la zona manchada. Deja reposar la mezcla de agua y vinagre durante varias horas y lava el recipiente de forma normal. Al secarlo, descubrirás que habrá recuperado su color y brillo, ¡problema resuelto!

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Desayunos y meriendas. Diez recetas para slow cooker (III)

Este es el tercer recopilatorio de recetas de desayunos y meriendas para crock pot que publico, y seguro que no será el último, que la cocina dulce en slow cooker es tan importante y copiosa como la salada. Apunta estas referencias para que nadie pueda decir en tu casa que merendar o desayunar es un acto rutinario. ¡Anota, que vienen curvas!

Diez recetas de desayunos y meriendas en crock pot o slow cooker

Red velvet. Puedes vestir este red velvet con una cobertura o dejarlo tal cual, de cualquiera de las maneras será centro de atención en tus desayunos o meriendas, es lo que tiene ser de color rojo y salirse de la norma.

Apple butter. Un untable que tendrás que racionar para que no desaparezca en cuestión de minutos. Sirve igual para extender en tostadas, sobre brioche o acompañar un yogur. Es fruta pura y, sin duda, una buena manera de dar un descanso al día o empezarlo con energía.

Cupcakes gigantes. Estos cupcakes son una gamberrada crockpotera de categoría que serán la sorpresa de una merienda infantil. Si te pones en plan megalómano, puedes hacer un solo cupcake en un molde grande, decorarlo y quedarte con todo el mundo.

Crema inglesa. Esta crema –un básico de pastelería que es muy fácil de hacer con crock pot– es un acompañante ideal para fruta preparada, bizcochos o tartas. Resérvala para la merienda o desayuno de los domingos en familia: te harán la ola y recogerán los platos.

Mermelada de melocotón y vainilla. El melocotón y la vainilla son una pareja perfecta. Cuando hagas mermelada de melocotón en temporada, no olvides añadirle vainilla y notarás la diferencia.

Mermelada de ciruela y canela. En los desayunos y meriendas de invierno, poder recordar la temporada de ciruelas mientras extiendes esta mermelada en una tostada de pan o en un croissant pasado por la plancha, no tiene precio. No la dejes escapar.

Bizcocho salado de brie, bacon y aceitunas. ¿Quién dijo que las meriendas o la primera comida del día tienen que ser dulces? A los fans de lo salado les encantará este bizcocho de brie, bacón y aceitunas, un bocado entre el bizcocho y la quiche perfecto para cargar energías.

Bizcocho Tatin de higos. Las tartas al revés son toda una sorpresa, y este bizcocho Tatin de higos, inspirado en la famosa tarta de manzana Tatin, no tiene nada que envidiar a su mentora. Esperarás la temporada de higos con la nariz pegada a la ventana.

Bizcocho marmolado de calabaza y chocolate. Tierno como él solo, el bizcocho marmolado de calabaza y chocolate es una delicia. Aunque el otoño es el tiempo de las calabazas, aprovecha que las puedes encontrar prácticamente durante todo el año y no te prives.

Mermelada de bacón. ¿Cómo clasificar esta mermelada que no es dulce pero sí salada y que está a tope de umami en cada lametón? Es perfecta para acompañar quesos, sobre todo cremosos, y comer sobre pan o como complemento de bocadillos glotones.

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Bacalao confitado

Esta receta de bacalao confitado en crock pot no puede tener menos ingredientes: tan solo bacalao y aceite de oliva. Y poco más le hace falta para triunfar; si el bacalao es bueno y está bien desalado, una cocción suave y corta en slow cooker nos devolverá un pescado tierno y suave. El pescado es delicado y necesita poco tiempo de cocción para estar jugoso. Eso no quiere decir que esté vetado para su elaboración en slow cooker, solo que hay que tener cuidado y saber cómo tratarlo.

Este bacalao confitado puede ser una buena opción de segundo plato para las fiestas navideñas: con una guarnición pintona, un lecho de patatas y algún toque delicado, te puede salvar de un nosequéponer sin tocarte demasiado el bolsillo. Quien dice fiestas dice plato principal para fin de semana, así que ya sabes, si te gusta el bacalao, ¡pruébalo! Los slow cookers son estupendos para confitar alimentos a fuego lento, buena prueba de ellos son las alcachofas crockpoteras, que tienen un éxito tremendo cuando están en temporada.

La salsa es una emulsión del aceite con la gelatina y los jugos que suelta el bacalao. Aunque haya quien le llame pil-pil o pil-pil rápido, yo no me atrevería a tanto. El pil-pil hay que hacerlo dándole a la muñeca en cazuela de barro, ligando la salsa con paciencia de vasco tripazai*.

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Bacalao confitado

Tiempo de preparación15

Tiempo de cocción1

Tiempo total1 15

Función: ALTA

Raciones:

Ahora puedes comprar algunos ingredientes de esta receta en el supermercado online DIA a través de los enlaces de los productos.

Mira cómo funciona el servicio

Necesitarás

Batidora

Ingredientes

▢ 4 tajadas de lomo de bacalao desalado de 180-200 g cada una
▢ Aceite de oliva virgen extra

Elaboración

▢
Cubre el fondo del recipiente con aceite de oliva.
▢
Pon los lomos de bacalao desalados en el recipiente del sow cooker y añade más aceite. No es necesario que cubras el bacalao por completo.
▢
Cocina durante una hora en ALTA con la tapa puesta.
▢
Comprueba el punto del pescado. Debe estar tierno y jugoso. Si aún está un poco crudo, prolonga la cocción alrededor de media hora.
▢
Saca los lomos del recipiente. Vierte el líquido que queda en un vaso de batidora y tritura hasta formar una crema ligada de color amarillo.
▢
Sirve las tajadas de bacalao sobre una cama de patatas panadera acompañadas de la salsa.

Recomendaciones

Bacalao confitado. Receta para crock pot

Utiliza un aceite de oliva de sabor suave, ya que marcará el carácter de la salsa que acompaña al bacalao.

Desala el bacalao eliminando toda la sal visible bajo el grifo. Haz un remojo de 24 horas (en frigorífico) cambiando el agua tres veces durante el proceso. Tras el último remojo, prueba el bacalao para ver el punto de sal. Si aún resulta salado, haz un nuevo remojo hasta que quede al punto.

Puedes colocar el bacalao con la piel hacia arriba o hacia abajo, Sobre este tema no hay unanimidad y, mientras unos optan por enriquecer la salsa con la gelatina que suelta la piel y la colocan hacia abajo, otros prefieren asegurarse de que las tajadas queden enteras y colocan el bacalao con la piel hacia arriba. Tú eliges.

Puedes aromatizar el plato usando un diente de ajo roto de un golpe, una tira de guindilla, una cayena, o alguna hierba aromática utilizada con discreción. Añade lo que hayas elegido en cada caso y ponlo junto al aceite al empezar

* Glotón, comilón, tragaldabas, tragón, gastrónomo.

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Rocas de chocolate y pistacho

Este año estaba tardando en hacer una receta de rocas de chocolate, uno de los dulces más fáciles de hacer, y con el que te puedes lucir en las sobremesas navideñas. Los pistachos son perfectos para "enrocarlos": resultan delicados, crujientes y hacen muy buena pareja con el chocolate negro.

Es la primera vez que atempero el chocolate en la crock pot para hacer dulces, y la diferencia es tremenda. Te recomiendo que, si tienes un poco –solo un poco– de paciencia, lo atemperes para hacer estas rocas de chocolate y pistachos: conseguirás unas rocas con mucho mejor aspecto, con un brillo satinado y un paladar más suave. Si no atemperas el chocolate, puedes añadir media cucharadita de aceite de oliva al chocolate una vez fundido, le aportará un poco más de presencia.

Si eres culo inquieto y te preguntas si puedes hacer rocas con otros frutos secos, ¡claro que sí!, la condición es que no vengan previamente salados, que estén tostados y que sean crujientes. Toma como ejemplo esta receta pistachera y seguro que te salen genial.

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Cómo atemperar chocolate en slow cooker

Me gusta aprovechar el calor suave de la crock pot para trabajar con chocolate y hacer algunos dulces y turrones, que suelen tener mucho éxito en casa. Pero, para obtener buenos resultados hay que tratarlo de manera correcta. Es cierto que se pueden hacer bombones, rocas y otras preparaciones un poco a la remanguillé, en plan completamente doméstico, sin atender a esos cuidados, pero los resultados no tienen nada que ver.

El atemperado del chocolate es fundamental para hacer dulces que desmolden de manera correcta, que presenten un brillo satinado en su superficie, que sean agradables al paladar –funden fácilmente al entrar en la boca– y que se endurezcan con rapidez al trabajarlos. La diferencia entre atemperar o no atemperar es muy grande, ¿alguna vez te han salido los dulces de chocolate opacos, duros y con un velo blanco? Atemperando correctamente eso no sucede.

La clave está en la manteca de cacao, el único componente del chocolate que cambia de estado con los cambios de temperatura, mientras que cacao, azúcar y leche –si la lleva– se mantienen siempre estables. En palabras de Esther Sánchez, jefa de Chocolatísimo: "Atemperando se consigue que la manteca de cacao cristalice y adopte formas cristalinas estables". Podéis leer la explicación completa sobre por qué atemperar en su interesantísima web, muy recomendable para saber todos los secretos sobre el chocolate.

Leyendo el libro À la mère de famille, descubrí que el atemperado del chocolate se puede hacer de manera muy sencilla sin necesidad de extenderlo y manipularlo sobre una encimera de mármol, tan solo utilizando un baño Maria y un bol. Es el método de Julien Merceron, que se adapta perfectamente para hacerlo con slow cooker.

Este procedimiento está adaptado para chocolate negro. Para trabajar con chocolate blanco o con leche solo cambian las temperaturas, que podrás ver en la tabla final. Puedes atemperar mayor cantidad de chocolate, solo tienes que tener en cuenta que hay que dividirlo en dos partes iguales. Normalmente, en los atemperados convencionales se utilizan otras proporciones, pero las características de los slow cookers hacen necesario que sea mitad y mitad, para asegurar un rápido enfriado del chocolate.

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Cómo atemperar chocolate en slow cooker

Tiempo de preparación45

Tiempo de cocción20

Tiempo total1 5

Función: ALTA

Ahora puedes comprar algunos ingredientes de esta receta en el supermercado online DIA a través de los enlaces de los productos.

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Necesitarás

Termómetro de cocina
Espátula
Lengua
Bol

Ingredientes

▢ 250 g de chocolate negro para postres o de cobertura

Utiliza chocolate de calidad para un mejor resultado

Elaboración

▢
Separa el chocolate en dos partes iguales, reserva una y utiliza la otra en el siguiente paso.
▢
Coloca el chocolate en el recipiente. Enciende el slow cooker en ALTA y deja que el chocolate se vaya fundiendo sin poner la tapa.
▢
Mueve con una espátula de vez en cuando para que se derrita por igual.
▢
Cuando el chocolate esté fundido (remueve para que la temperatura sea homogénea), controla la temperatura con un termómetro de cocina. Cuando llegue a 48ºC, saca el recipiente de la carcasa (rápidamente subirá a 50ºC, (temperatura de fundido), remueve con rapidez y añade la mitad del chocolate.
▢
Mantén la carcasa encendida, pero realiza el siguiente paso con el recipiente fuera de ella.
▢
Remueve el chocolate para que se funda. Pasa la mezcla a un bol y sigue removiendo el chocolate fundido, levantándolo con la espátula y dejándolo caer para que vaya perdiendo temperatura. Cuando llegue a los 29ºC (temperatura de enfriado), vuelve a ponerlo en el recipiente del slow cooker (usa la lengua de cocina para aprovechar todo el chocolate), pon el recipiente en la carcasa y mueve hasta que alcance los 32ºC (temperatura de uso). Saca el recipiente de la carcasa con rapidez.
▢
En el momento en que esto suceda, debes utilizar el chocolate, cuidando que se mantenga a la temperatura de uso.

Temperaturas de atemperado

Adapta el procedimiento atendiendo a las temperaturas adecuadas para cada uno de los tipos de chocolate según esta tabla.

	De fundido	De enfriado	De uso
Chocolate negro	50-55ºC	28-29ºC	30-32ºC
Chocolate con leche	40-45ºC	27-28ºC	29-31ºC
Chocolate blanco	30-35ºC	26-27ºC	28-30ºC

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Turrón de trufa a la naranja

El turrón de trufa a la naranja es uno de los dulces de Navidad que más me gustan. Lo tiene todo: el chocolate negro (segrego serotonina mientras escribo) y el licorcillo tonificante. Mientras los demás le dan al turrón duro y a los polvorones, servidora va alargando la manita hacia la bandeja dejando un rastro oscuro delator en los dedos. Ya se pueden acabar las peladillas en el mundo que yo no pasaré penas, pero si es Nochebuena, que no me falte este pecado venial a los postres.

Es un poco más complicado de hacer que el turrón de chocolate crujiente, ya que hay que crear una primera capa de cobertura y dejarla solidificar para rellenarla con la masa de trufa, pero merece la pena prestarle un poco de atención: el resultado es fantástico.

Con un buen chocolate de cobertura en gotas y un slow cooker, puedes hacer turrones de distintos sabores con combinaciones estupendas, como el turrón de Oreo, el de speculoos o el de pan y chocolate. Son muy fáciles de hacer y te aseguran unos dulces de Navidad de los que estarás muy orgulloso. Además, si implicas a la familia y a los peques que haya por la casa, la hora de sacar la bandeja de los los turrones se convertirá en una ilusión.

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Caramel christmas cake

Cuentan que los christmas cakes o pasteles de Navidad, tradicionalmente se preparan dos meses antes de la fecha de consumo para ir emborrachándolos con brandy. En casa no nos ha dado tiempo a que pasara una semana, ni tan solo dos días, antes de empezar a acabar con él. De hecho, este tema de la antelación y el momento Sue Ellen no lo he sabido hasta ponerme a pasar la receta del borrador a la web, cuando en la cocina solo queda un trozo pequeño que vamos a disputarnos muy agriamente esta noche.

Este caramel christmas cake está adaptado de una receta de Dan Lepard, con algunas modificaciones en cuanto a cantidades e ingredientes. Las cerezas confitadas de la receta original dejan paso a las fresas en almíbar, que aportan humedad a la masa, las nueces se reducen a la mitad y, en lugar de uvas pasas, lleva una buena cantidad de frutas del bosque deshidratadas. El corte resulta oscuro, denso y jugoso gracias a las frutas. Es de esos pasteles que no puedes dejar de comer aunque sean contundentes.

Quizá en otro momento me ponga a experimentar con los christmas cake embebidos en brandy u otros bebercios, pero de momento me quedo prendada con este pan dulce que sabe a Navidad y que bien podría sustituir a un roscón o a un tronco de Navidad a los postres.

Cómo hacer caramel christmas cake en slow cooker

❅ Postres ❅

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Paté de campagne

Quedan muy pocos días para la cena de Nochebuena y es probable que ya tengas bien claro qué vas a cocinar y lucir en tu mesa durante esa noche –o en el fiestaco de Nochevieja–. Pero si perteneces al grupo de los indecisos, Crockpotting sale en tu ayuda con este paté o terrina de campagne que te solucionará una buena parte del picoteo. El paté –del francés pâté– se elabora con distintas carnes cortadas en trozos pequeños y aderezadas con especias, sal, hierbas frescas y algún destilado para macerar. Se cuece dentro de una terrina envuelta en lonchas finas de tocino y se prensa tras la cocción.

Puedes hacer la terrina de campagne con unos días de antelación y servirla en frío cortada en rodajas de un centímetro y medio, acompañada de rebanadas de pan tostado y alguna confitura, compota o mermelada de frutas. Para hacer esta receta de paté de campagne tienes que atender a dos cosas. La primera es no caer en la tentación de triturar toda la carne en un procesador de alimentos. La guasa de este entrante es que la terrina tenga pequeños trozos de carne visibles y masticables, así que ahorrar tiempo en la elaboración con la turmix no es recomendable.

El otro punto importantísimo es aportar una buena cantidad de grasa a la mezcla. Esta viene en forma de papada de cerdo –es la parte más grasa del cerdo y la que un buen francés experto en terrinas te recomendaría siempre– o, en su defecto, una pieza de panceta fresca que tenga una buena proporción de grasa en la veta. Inspecciona la carne que te vayan a servir como si fueras el inspector Clouseau para evitar sorpresas al llegar a casa.

Cómo hacer paté de campagne en slow cooker

Terrine de campagne. Receta de Navidad para Crock Pot

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Dieciséis libros de cocina para regalar en Navidad

La Navidad, con sus Reyes Magos y su Papá Noel, que no siempre tienen claro qué regalar, es un buen momento para inyectar savia fresca a tu biblioteca culinaria, hacer buenos propósitos de todas las cosas ricas y nuevas que vas a cocinar durante el año que entra y, de paso, aprender alguna técnica nueva.

Esta es mi selección para estas fiestas, pero puede convertirse también en tu lista de deseos para todo el año. Solo hay un libro de esta pequeña biblioteca que aún no está en mi poder; no tengo remedio y donde haya un libro de cocina interesante, allí estoy yo olisqueando papel. Recuerda que, si pasas el ratón –versión web– o el dedo –smartphones y tablets- sobre los enlaces, podrás visualizar los precios y acceder al enlace de compra de afiliados de Amazon. ¡Espero que te gusten! 1. Slow cooker. Recetas para olla de cocción lenta. Me siento un poco Umbral poniendo mi libro en primer lugar en la lista, pero sé que sabrás perdonarme: es mi niño y no lo puedo evitar. 'Slow cooker' te ayudará en tus primeros pasos con el slow cooking, ya que tiene una extensa introducción en la que encontrarás respuesta a muchas de las preguntas que te surgirán sobre esta forma de cocinar, además de más de 80 recetas para cocinar en olla de cocción lenta.

2. La cocina de las legumbres. La Fundación Alicia nos cuenta todo sobre las legumbres en esta obra que acabará siendo fundamental en cualquier biblioteca de cocina. Además de hablarnos de temas prácticos para aprender a cocinar legumbres de manera correcta, también tocan temas como la sostenibilidad de las legumbres, su historia y su importancia en la salud humana. Como plato fuerte, una batería de recetas para tenerlas presentes en el picoteo, masas de pan, ensaladas, purés, fritos, platos de cuchara y dulces.

3. Gastronogeek. Los chefs Thibaud Villanova y Maxime Léonard firman este libro con 42 recetas basadas en títulos fundamentales de las culturas pop y geek, en las que dibujan el paisaje culinario de las culturas imaginarias. Manga, ciencia ficción, fantasía, terror fantástico y cómics, son los mundos que inspiran platos como 'Ensalada de la luna forestal de Endor', 'McFly Cheesecake', o 'Aquí yace Ben Cromesqui'. Las recetas se apoyan de glosarios con términos y procedimientos, fotografías evocadoras y apetecibles, juegos, plantillas para escanear, trucos y tablas de combinaciones. Es una de las joyas de la temporada, un libro en el que todo está cuidado con la pasión que solo un geek sabe dedicar a su objeto de culto.

4. Exuberancia. Yotham Ottolenghi lo ha vuelto a hacer. Exuberancia es la prueba de que la cocina vegetariana nunca puede ser aburrida si se plantea bien, con imaginación y variedad. Food porn desde la primera fotografía –véase portada– que no cesa a lo largo de las 150 recetas en las que el autor nos enseña a mezclar productos, a escaldar, cocinar al vapor, brasear, asar, cocinar al horno o elaborar suculentos dulces. Es un libro de cocina vegetariana para vegetarianos y no vegetarianos, para todos aquellos que quieren introducir más legumbres, frutas y hortalizas en su dieta y convertir sus manteles en un baño de color y alegría glotona.

5. Caldos. Son la base de la cocina y en crock pot salen estupendos. Caldos, de William Ledeuil, es una pequeña biblia de los caldos y las sopas, perfecta para el cocinillas doméstico con ganas de saber y degustar. La introducción nos da a conocer muchos ingredientes que enriquecen un caldo: hierbas, setas, cítricos, ¡flores!, algas o especias, entre otros. Las más de 80 recetas entran en harina con caldos de base y esenciales –ave, carne, pescado, crustáceos, moluscos, etc–, y sopas que cambiarán tu repertorio para siempre, como la de champiñones, anguila y cebolla.

6. El gran manual del cocinero. ¿Cómo definir este libro? Imagina un manual de gran formato, con ilustraciones, tan bonitas como sutiles y minimalistas, que resultan un gran apoyo para los textos al ser descriptivas y concisas. Procedimientos y elaboraciones clásicas explicadas de una manera que entra por los ojos y convierte la lectura de un manual de cocina en algo más. De mis favoritos de este año sin duda.

7. Pan casero. Si quieres hacer pan en casa, este es tu libro. Sus más de 10 ediciones avalan la solidez de esta obra, fundamental para el panadero casero que necesita un guía didáctica y bien explicada que profundiza en todos los aspectos del pan. Las harinas, la sal, la masa madre, las levaduras, la fermentación y hasta el corte, dan paso a un buen número de recetas; algunas de ellas vienen de la mano de grandes panaderías, como Moscoso-Moure, Turris o Baluard. Al final, Ibán no te deja solo ante el peligro, su capítulo 'Dr.Pan', con problemas y soluciones, es una enorme ayuda para todos los que están ya con las manos pringadas de masa.

8. El gran manual del pastelero. Con el mismo esquema y belleza de 'El gran manual del cocinero', Mélanie Dupuis firma una obra que se anuncia en contraportada como "para todos aquellos que deseen graduarse en pastelería". Con bases y recetas pasteleras para manos con ganas de aprender y trastear, a través de sus páginas se aprende a hacer pastas y masas dulces, merengues, cremas, salsas y glaseados que luego se lucirán en pasteles como la clásica selva negra, los financiers o la galette des rois.
9. La enciclopedia de los sabores. Si tienes cerca un alma inquieta que siempre está imaginando platos y combinando sabores –o si tú eres ese alma inquieta–, 'La enciclopedia de los sabores' será un gran regalo de Navidad. Es un libro de consulta del que pueden salir grandes ideas aprendiendo a combinar sabores y alimentos.

10. ¿Qué vino con este pato? Ferran Centelles, sumiller de El Bulli durante 13 años, comparte en este libro su experiencia sobre el vino, la comida y el maridaje. Una lectura deliciosa para todos aquellos que sienten curiosidad por el mundo del vino, a través de un texto lleno de anécdotas personales.

11. Olla lenta regional. El primer libro de cocina regional española en slow cooker merece un lugar en toda biblioteca crocky de pro. María del Pozo hace una radiografía a fuego lento de la cocina tradicional española con recetas de toda la vida y alguna, casi casi, recuperada para la causa. Muy recomendable.

12. La cocina y los alimentos. Para estudiosos de la cocina, curiosos que todo lo quieren saber y cocinillas avanzados que no se conforman con una explicación peregrina. 'La cocina y los alimentos' de Harold McGee es una enciclopedia del porqué de las cosas que suceden entre fogones. Su información, que en ocasiones resulta muy técnica, desentraña muchos secretos que nos hacen comprender mejor los procesos de cocina y el comportamiento de los alimentos.
13. Bizcochos Webos Fritos. El rigor con el que trabaja Susana Pérez, cabeza visible del equipo de Webos fritos, da como resultado libros muy solventes con recetas que salen sí o sí. Su libro 'Bizcochos' es una referencia segura para todos aquellos a los que nos gusta hacer magia con los bizcochos. Sus fórmulas son perfectamente traducibles al mundo del slow cooking, tan solo aplicando los tiempos habituales una vez hecha la mezcla. Para toda una vida de bizcochos sin fin.

14. Jerusalén. La cultura gastronómica de Jerusalén es el centro de este libro de Yotam Ottolenghi y Sami Tamimi. Tras revisar las recetas terminas por darte cuenta de todo lo que no sabes de la cocina de esta ciudad, y de que más allá del hummus y la tahina hay todo un mundo por descubrir. Como en todo lo que firma Ottolenghi, dan ganas de lamer cada una de las imágenes.

15. El arte de la cocina francesa. Hay que leer a los clásicos, y Julia Child lo es por derecho propio. En 2013 se tradujo este libro, escrito en la década de los sesenta por una señora estadounidense apasionada de la cocina francesa. No esperes fotos espectaculares, que ese no era el estilo de la época, prepárate para encontrar un completo manual de cocina francesa clásica imprescindible en toda biblioteca de cocina.

16. Alta cocina en tu mesa. La escuela de cocina Le Cordon Bleu® se ha propuesto con este libro que todos podamos o intentemos cocinar como auténticos chefs en nuestras casas. Para masterchefitos en activo que quieran aprender técnicas avanzadas y presentar los platos con doble voltereta con tirabuzón. Las recetas, bien estructuradas, con indicaciones precisas y acompañadas por imágenes del paso a paso, ayudan lo suyo a conseguirlo.

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Naranjas confitadas

Escribo esta receta con dos botes delante de mis ojos: uno lleno de naranjas confitadas nadando en almíbar y otro con un tesorillo de rodajas secas que parecen doblones. Para los dos botes tengo planes malévolos y dulces: algunas naranjas caerán a palo seco sin que me pueda resistir, otras terminarán bañadas en chocolate y varias las trocearé para hacer rocas de chocolate negro. Las hay que aún no tienen un destino claro, pero ya se me ocurrirá un final glorioso. Sé que van a durar poco y por eso las acaricio con la mirada como una Gollum de lo dulce.

Puede que hasta haga un roscón de Reyes si es que llegan a enero vivas; tal vez tenga que hacer más para probarlas en pudin o elevando a la gloria un bizcocho. El caso es que cuando huelo a Navidad me pongo a cortar naranjas y a pocharlas en almíbar, una tarea que la crock pot realiza como un asistente eficiente. Si te están entrando ganas de pecar con esta delicia dulce y ligeramente amarga, sigue estos pasos y luego me cuentas.

Cómo hacer naranjas confitadas en slow cooker

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Sopa de galets

Creo que pasé mi infancia demasiado aislada de los usos y costumbres de todo aquel compatriota que no viviera a 200 kilómetros de distancia de mi casa. Mi sapiencia en cuanto a los platos tradionales navideños se extendía de Guipuzcoa, mi cuartel general entonces, a Navarra, que para eso mi madre es de allí y en casa nunca faltó el cardo en año nuevo. Y para de contar.

Suponía que todo el mundo le daba al pavo, al cordero y a la pularda. Que por las mesas de toda Hispania rodaban las kokotxas, las angulas y la sopa de pescado. Hasta que un buen día, ya zagala, alguien me habló de los canelones y la sopa de galets que se cocinan en Cataluña y Baleares en estas fechas, y el mundo se abrió ante mí.

Los canelones se preparan el día de San Esteban, para aprovechar las sobras de la grande bouffe del día 25, y la sopa de galets o escudella de Nadal es el primer plato de la comida de Navidad. Tradicionalmente se prepara un cocido completo, pero esta receta simplifica el proceso y no compromete el segundo plato.

Así que si solo quieres hacer la sopa, con un buen caldo sabroso, esta es tu receta. Puedes aprovechar las carnes que restan de la sopa para, una vez separada, añadir agua, algo más de carne y verdura (restos, un trozo de falda de ternera, el verde de los puerros, etc.) y hacer un jugo de carne para utilizar en otras preparaciones, tal y como explico en la receta de consomé de huesos.

Cómo hacer sopa de galets en slow cooker

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Turrón de chocolate crujiente

¿Te gustaría hacer turrones esta Navidad? Si la respuesta es sí, tengo buenas noticias, ya que podrás lucirte en los postres con glotoneces como el turrón de Oreo, el de kikos y sal o el de speculoos. Los muy puristas dirán que eso no es turrón, pero hoy en día están tan popularizados que no queda mas remedio que admitirlos como tales. El origen de toda esta saga está en el turrón de chocolate clásico, ese que se hace con arroz inflado, los cereales de toda la vida.

Cuando era pequeña, en casa no se andaban con muchas tontunas en cuestión de turrones. Había del blando, del duro, de mazapán, y las concesiones a la imaginación estaban a cargo del turrón de coco y el de mantequilla. Todos los años, además de escribir con fe la carta a los Reyes Magos, escribía una postdata mental deseando con todas mis fuerzas que por fin ese año mis padres se decidieran a comprar turrón de chocolate, ese dulce del que en alguna ocasión les escuché decir que ni era turrón ni nada.

Yo les veía tan propios en su purismo gastronómico que no me atrevía a decir nada en contra, no fueran a pensar que era un ser ignominioso que albergaba deseos tan impuros, pero ese rayito de esperanza nunca me abandonó. Ahora que han pasado unos buenos años, el turrón de chocolate, con su arroz inflado y su canesú, es ya un dulce clásico de Navidad más, con un ejército de hermanos putativos a cada cual más singular o extravagante.

Esta Navidad, aprovechando que la Crock Pot es un estupendo electrodoméstico para fundir todo lo fundible, vamos a hacer algunos turrones; abre el fuego, como no podía ser de otra manera, su majestad el turrón de chocolate crujiente.

Cómo hacer turrón de chocolate crujiente en sow cooker

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Pollo relleno

El pollo relleno es la receta salvavidas a la que suelo agarrarme cuando me toca organizar la cena de Nochebuena o Nochevieja. Es bastante económica y alejada de esa locura que se desata en los mercados las semanas previas al jolgorio, tan solo pollo, salchichas, carne picada y alguna otra fruslería, además de un poco de foie si no concibes una fiesta del embajador sin brilli brilli.

Antes lo hacía en el horno y pensaba que salía muy bueno, pero después de cocinarlo en crock pot, he comprobado que el resultado es muy diferente: la carne de ave sale tierna y suave –el horno la seca con facilidad– y la cocción respeta la pieza, que apenas corre riesgo de romperse.

Esta es una receta un poco laboriosa si la haces de principio a fin, deshuesando el pollo en casa con paciencia y un buen cuchillo o puntilla bien afilado. Si no sabes por dónde empezar, consulta cómo lo hace Susana Pérez de Webos Fritos. En su tutorial todo queda bastante claro, y siguiendo los pasos que indica, tienes muchas probabilidades de éxito. Cuando tengas el pollo deshuesadito, relleno y bien bridado, sentirás una gran satisfacción y puede que te den ganas de estamparle un beso en la pechuga.

Este pollo relleno es un buen recurso si te quieres lucir en las cenas navideñas pero justo esa tarde no andas con tiempo de sobra. Se puede deshuesar con anterioridad –un par de días– y rellenarlo y asarlo de víspera. La tarde antes de la cena, solo tienes que tenerlo a temperatura ambiente unas horas, darle un buen toque de grill para dorar la piel, cortarlo en rodajas y salsearlo con el gravy hecho con sus jugos.

Cómo hacer pollo relleno en slow cooker

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Blondie de turrón de yema quemada

Chez Crockpotting los turrones suelen cobrar vida propia y nos asaltan desde cualquier esquina de la casa hasta semanas después de comer el último roscón de Reyes. Todos los años, por Navidad, nos proponemos comprar menos turrón y hacemos listas que luego nos cuesta respetar. Que si uno quiere de chocolate, el otro del duro, que a la abuela la gusta el de yema y yo cuelo el de kikos y escamas de sal como me llamo Marta.

Y así pasa lo que pasa. Después de la grande bouffe, recurrimos al truco de irlos apiñando en bandejas y platos cada vez más pequeños, como en un juego de muñecas rusas, pero los puñeteros no se acaban nunca. Este año la estrategia pasa por utilizar una buena parte de la turronada en bizcochos, natillas, blondies y otras gocheces de esas que encajan muy bien en las merendolas navideñas. ¿A quién no le apetece un café con un dulce mullidito?

El turrón de yema era el candidato perfecto para hacer un blondie digno de Santa Claus: sabor a turrón de yema, un interior esponjoso y una capa de caramelo quemado coronando el pastel. Te vendrá muy bien esta receta si, una vez terminadas las navidades, quieres eliminar todo resto de la contienda. O puedes hacerlo con antelación –calculando lo que siempre te sobra– para disfrutar de más variedad de dulces en las fiestas.

Cómo hacer blondie de turrón de yema quemada en slow cooker

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Turrón de speculoos

Las fiestas de Navidad son una buena excusa para trastear con los slow cookers y sacarles partido haciendo turrón. El calor suave que desprenden es perfecto para fundir chocolate sin miedo a que se queme y eche a perder. Con ese chocolate hacemos turrones distintos, como este turrón de speculoos, para esas familias a las que les gustan las sorpresas y el "hazlo tú mismo".

Las galletas speculoos están presentes en la tradición navideña europea (Bélgica, Alemania, Holanda y norte de Francia) aunque últimamente se están popularizando y se consumen durante todo el año. Son galletas especiadas hechas con azúcar moreno o de caña, que tienen un sabor profundo y caramelizado, que hace complicado comer solo una.

Las speculoos son el corazón de este turrón, rodeadas de chocolate blanco mezclado con especias que lo convierten en un dulce irresistible. ¿Quieres servir algo rico, hecho en casa y que no te lleve mucho tiempo estas Navidades? Haz este turrón de speculoos con unos días de antelación y te marcarás un tanto a los postres.

Cómo hacer turrón de speculoos en slow cooker

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Pavo asado de Navidad low cost

En estos días ya empezamos a oír hablar de la cesta de la compra. Que si los precios suben como la espuma en los días previos a la Navidad, que si tú tienes que sentar a toda la familia a la mesa, que si tal y que si cual. El caso es que tienes que hacer el pino puente con tu monedero para que todo salga bien sin dejarte una millonada. La buena noticia es que es posible celebrar con buenos manjares sin que te cueste un riñón.

Este año, he cocinado un pavo asado económico con truco para Navidad. Lo que convierte a esta receta de pavo en low cost, es prescindir de comprar un pavo entero y cocinar las patas y las alas, piezas con un precio más ajustado que la preciada pechuga o el pavo entero, pero que, bien cocinadas, son una delicia.

El truco de esta receta es cocinar previamente una base de verdura y carcasas de pollo para hacer un caldo muy sabroso. Esa base no se retira para cocinar el pavo troceado, manteniéndose hasta el final para que aporte sabor al guiso. Finalmente, ese fondo se cuela, sacando de ahí un jugo que es oro puro, y se desechan las verduras y carcasas, que después de tantas horas de cocción ya están para pocos trotes.

La salmuera sirve para dar el punto de sal, y ayuda a ablandar la carne a la vez que ésta retiene mejor los líquidos y resulta más jugosa. Alarga la elaboración del plato un día entero, pero el resultado merece la pena.

Puedes cocinar el fondo durante la noche y preparar el pavo durante el día –si es para la cena de Nochebuena–, dando el toque final de grill antes de la cena para calentarlo y dorarlo. Si no quieres hacer muchos equilibrismos en la mesa a la hora de servir, puedes trinchar los muslos de pavo y servirlos ya troceados y libres de huesos. Trabaja con un cuchillo de sierra afilado y saca tajadas de las patas. Corta las alas por la unión de los huesos para que queden trozos más pequeños y... ¡a comer!

Cómo hacer pavo asado de Navidad low cost en slow cooker

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Coronation chicken

Cómo hacer coronation chicken en slow cooker