Mermelada de mandarina
Raciones: 600 ml
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Ingredientes
- 1 kg de mandarinas
- 500 g de azúcar
Elaboración
- Pela las mandarinas y reserva la piel de 5 mandarinas.
- Limpia las mandarinas ya peladas de todo el albedo –la parte blanca– que pueda quedar con ayuda de un cuchillo pequeño.
- Separa los gajos y córtalos en tres o cuatro partes con una tijera sobre un bol (para que recoja todo el zumo). Coloca las mandarinas troceadas en el bol a medida que las cortes.
- Corta las pieles reservadas en tiras muy finas y las tiras en trocitos.
- Prepara un cazo con agua y ponlo a hervir. Cuando entre en ebullición, vuelca las pieles cortadas y deja que hiervan durante dos minutos. Cuela, elimina el agua, refresca con agua corriente y repite el proceso dos veces más cambiando el agua cada vez. Reserva las pieles bien escurridas.
- Pon las mandarinas, las pieles blanqueadas y el azúcar en el slow cooker.
- Cocina durante 4 horas en ALTA.
- Tritura la mermelada dentro del recipiente hasta que tenga un aspecto homogéneo. Solo serán necesarios unos pocos toques de batidora.
- Revisa la textura y continua la cocción si está demasiado líquida.
Recomendaciones
No hay problema en triturar la mermelada directamente en el recipiente. El brazo de la batidora tiene una protección sobre las cuchillas trituradoras que evitan que entren en contacto con los recipientes en los que se trabaja. Gracias a esa protección no pueden rayar el revestimiento del recipiente de tu slow cooker.
Debes tener precaución al manipular el brazo de la batidora, sin levantarlo ni hacer movimientos bruscos, para evitar salpicaduras que podrían quemarte. Al estar la mermelada muy caliente, es mejor triturar dentro de la olla que trasvasar el contenido a un recipiente y de nuevo de éste a la olla.
El tiempo es orientativo y depende de la potencia de tu slow cooker. Revisa el proceso a las 4 horas de cocción y aumenta el tiempo si la mermelada está demasiado líquida.
Para saber la textura real de la mermelada, hay que sacar una cucharadita de mermelada a un plato y dejar que se enfríe en el frigorífíco: esa será la textura final, adáptala a tus gustos.
Muchas recetas de mermeladas de frutas suelen incluir una pequeña parte de zumo de limón en su fórmula. Yo no suelo ponerlo porque no lo veo necesario, pero, si normalmente lo añades, hazlo también en esta receta.