Si has comprado el conejo entero, saca la carne, desecha la cabeza y conserva los huesos y el hígado.
Trocea la aguja de cerdo y conserva el hueso. Limpia la carne de los posibles restos de huesos que pueda tener.
Pica las carnes y el hígado a cuchillo en trozos pequeños (no más de 1 cm de grosor).
Prepara una sartén con un poco de grasa de pato o manteca de cerdo y dora los huesos de cerdo y conejo por todos los lados. Cuando estén dorados, añade el vino blanco y deja que se reduzca hasta que quede una cucharada de líquido. Reserva.
Coloca la carne en el slow cooker y mézclala. Rompe los granos de pimienta negra y añádelos a la carne junto con un poco de sal, el laurel, la rama de tomillo, el jugo reducido de la sartén y mezcla.
Coloca la grasa de pato o la manteca sobre la carne (reserva un poco para cubrir los botes) y cocina entre 5 7 6 horas en BAJA o hasta que esté tierna y se deshaga fácilmente.
Pasado el tiempo de cocción, deja que la carne pierda un poco de temperatura y trabájala con un tenedor (sin sacarla del recipiente) hasta que se desmenuce. Prueba y rectifica de sal. Añade pimienta blanca y negra recién molidas a tu gusto.
Coloca la masa de la terrina en botes de vidrio con tapa hermética. Compacta para evitar que quede aire en la masa. Nivela la superficie de la carne y añade un poco de grasa de pato o manteca derretida. Cierra los botes y refrigera.
La terrina se puede conservar durante varias semanas en el frigorífico (sin estrenarla). Una vez retirada la capa de grasa, recomiendo consumirla en el plazo de una semana.
Puedes congelar la terrina envasada en tarros de vidrio individuales y envueltos en papel film.
Recomendaciones
Los huesos del cerdo y el conejo se reservan para poder sacarles la sustancia, desglasarlos con vino blanco y añadir un extra de sabor a la terrina. Si ha quedado carne adherida a los huesos, podrás sacarla fácilmente tras dorarla.Puedes utilizar un recipiente de terrina en lugar de botes de vidrio. Es importante que tenga tapa y que selles la superficie con grasa de pato o manteca derretida.En la carnicería, tienden a trocear la aguja partiendo el hueso con el machete. De esta manera, pueden quedar pequeños trozos de hueso esparcidos por la carne que, una vez troceada, serán difíciles de eliminar. Por eso te recomiendo que la compres en una pieza y la trocees en casa a cuchillo. Si no quieres hacerlo, no te olvides pedir en la carnicería que no partan el hueso, sino que lo retiren y te lo pongan junto a la carne.